Los núcleos urbanos están plagados de motocicletas y ciclomotores porque se han mostrado como un medio de transporte rápido y eficaz para una gran parte de la población. Estas motos, como máquinas que son, requieren de un mantenimiento y una puesta a punto para que puedan seguir rindiendo como el primer día. Por desgracia, con el paso del tiempo y con el uso, comienzan a aparecer los problemas y algunas de las piezas se estropean y sufren averías que requieren de una reparación o, en muchos casos, de una sustitución por una pieza nueva o, al menos, de segunda mano.
¿Arreglar la moto en un taller o hacerlo uno mismo?
Cuando surgen los indeseables problemas y hay que arreglar la moto, hay dos opciones: o llevar la moto a un taller o arreglarla uno mismo. Encargarte personalmente de la reparación de tu motocicleta puede suponer un gran ahorro económico; por la parte más corta, la mano de obra que cobran los mecánicos por cada hora invertida en la reparación. Sin embargo, no todos los conductores de motocicleta saben cómo arreglar su vehículo o no disponen de las herramientas necesarias ni del espacio donde poder hacer la reparación. Si el problema es una minucia, como cambiar la batería de la moto, cualquiera puede hacerlo, pero otro tipo de arreglos precisan de una serie de conocimientos que pocos usuarios tienen.
Conseguir recambios de moto antes de la era internet
Antes de la llegada de internet, los mismos talleres en los que se reparaban las motos se encargaban de conseguir las piezas necesarias. Todos hemos escuchado en más de una ocasión esa frase tan habitual de los talleres mecánicos que ha terminado convirtiéndose en un cliché: “Tengo que pedir la pieza a Alemania”. Por lo general, los mecánicos ofrecían la posibilidad de hacer la reparación con una pieza nueva, y más cara, o con una pieza de segunda mano. Independientemente del precio, se trataba de la opción más cómoda, puesto que el propietario llevaba la moto al taller y no se tenía que preocupar de nada hasta que fuese a recogerla.
Los consumidores también podían conseguir piezas en las tiendas de recambios, establecimientos con un amplio stock y capacidad para asesorar a los clientes, pero estos dependían de que supiesen de la existencia del establecimiento y de que la tienda se encontrase cerca.
Los desguaces siempre han sido una buena fuente de abastecimiento de piezas. Al ofrecer piezas usadas, su precio es más barato que el de una pieza nueva. La contrapartida, al margen de que, se trata de piezas de segunda mano, es que resulta imposible conocer el estado exacto en el que se encuentran las piezas y podría darse el caso de que, al poco de haber hecho la sustitución, hubiese que hacer un nuevo cambio. Pero eso es una cuestión del propietario y de los riesgos que esté dispuesto a correr y del dinero que se quiera ahorrar.
La aparición de los recambios de moto online
La llegada de internet ha supuesto una revolución a todos los niveles. Gracias a la red global tenemos acceso a muchas más cosas, ya que la proliferación de los e-commerces, las tiendas online, y los sistemas de envío han hecho posible que pasemos por alto de las limitaciones espaciales, acortando las distancia. Antes de la irrupción en escena de internet solo teníamos acceso a aquellos productos que se encontrasen disponibles en nuestro entorno más cercano: las tiendas del barrio o, como mucho, de la ciudad. Hoy en día es posible comprar una pieza de motocicleta de una tienda ubicada en otra comunidad autónoma o, incluso, en otro país.
La alternativa más habitual en esta época es la de las tiendas de recambios con servicio de venta online, como RecambiosCoche.es.
Además, muchas de estas tiendas electrónicas –que suelen tener tienda física- generan contenido relacionado con el mundo del motor o, directamente, ilustran cómo realizar los arreglos mecánicos más sencillos.
Son tiendas de recambios que se han adaptado a los tiempos. Cuentan con oferta de recambios muy grande y trabajan con las principales marcas como BMW y otras similares.
Otra opción es acudir a plataformas de comercio online generalista como Amazon, que venden todo tipo de productos haciendo de intermediarios entre vendedor y comprador. El gran debe de esta opción es que no cuentan con el servicio de asesoramiento especializado que es una parte importante a la hora de la compra.
También se puede acudir a las plataformas de venta entre particulares como pueden ser eBay o Wallapop, portales en los que se pueden encontrar algunas piezas, pero resulta extraño encontrar siempre la pieza deseada. Los precios están sujetos al capricho del vendedor y a veces resulta demasiado elevado para una pieza de segunda mano. Otra pega es que, dependiendo de la pieza, puede no haber ninguna disponible o haberla a un precio prohibitivo para una pieza ya usada.