Cada año se diagnostican más de 1.000 casos de meningitis en España. Casi el 90% de los casos de meningitis se producen por infecciones causadas por agentes víricos o bacterianos.
El confinamiento y la pandemia está tiendo efectos colaterales sobre otras patologías como en la meningitis, una enfermedad caracterizada por la inflamación de las membranas (meninges) que rodean el sistema nervioso central y que es una de las principales causas de muerte por infección en niños y adolescentes. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que cada año se diagnostican más de 1.000 casos de esta enfermedad en España, aunque su incidencia real puede estar infravalorada por el número de casos que pueden presentar síntomas más leves y no acuden al hospital.
Casi el 90% de los casos de meningitis se producen por infecciones causadas por agentes víricos o bacterianos. Mientras que los enterovirus son los agentes implicados con mayor frecuencia en las meningitis víricas, los neumococos y meningococos son los principales responsables de las meningitis bacterianas. Todos estos agentes comparten mayoritariamente la característica de que se suelen trasmitir a través de la saliva o por las gotas que se desprenden al hablar, de la tos o al estornudar.
«Las precauciones que se están tomando actualmente para evitar contagios de COVID-19, limitando el contacto social, uso de mascarilla, y fomentando la higiene y el lavado de manos, probablemente permitirán reducir los casos de meningitis que se producirían en un contexto normal. Además, no es esperable un aumento relevante de meningitis ni encefalitis por el propio coronavirus, ya que aunque podría ser un patógeno oportunista del sistema nervioso, éste no es la diana de la infección para el SARS-COV-2.», señala el Dr. Santiago Trillo, Coordinador del Grupo de Estudio de Neurología Crítica e Intensivista de la Sociedad Española de Neurología.
«En todo caso, y a diferencia de este nuevo coronavirus, sí que existen vacunas para la gran mayoría de los agentes infecciosos que producen las meningitis más graves. Las vacunas siguen siendo la forma más efectiva que tenemos de prevenir las enfermedades infecciosas y, por lo tanto, es importante que se siga el calendario vacunal. De esta forma, no solo evitaremos nuestro contagio, sino que también ayudaremos a proteger a los que aún no han recibido las primeras dosis de vacuna, como son los niños más pequeños o personas con otro tipo de patologías que les impiden poder vacunarse», añade.
Han sido precisamente los programas de vacunación, junto con el diagnóstico y el tratamiento antibiótico precoz, lo que ha permitido que en las últimas décadas se haya reducido considerablemente el número de casos de meningitis y se haya mejorado su pronóstico. Sin embargo, aunque la meningitis no presente una incidencia tan elevada como otras patologías neurológicas agudas, sigue siendo una enfermedad muy grave, con un alto índice de mortalidad y discapacidad.
Mortalidad del 10 por ciento
Según datos de SEN, la meningitis tiene un índice de mortalidad del 10% de los casos y deja secuelas en más del 20% de los supervivientes, principalmente pérdidas sensoriales (sobre todo sordera) o lesiones cerebrales. Por lo tanto, reconocer sus síntomas y solicitar atención urgente es de vital importancia.
Los síntomas iniciales de la meningitis -tanto bacteriana como vírica- pueden ser similares a los de otras infecciones víricas, como por ejemplo la gripe. «Síntomas como la fiebre, acompañada de dolor de cabeza intenso o rigidez en el cuello, son los más habituales, aunque también hay pacientes que pueden presentar otros como confusión, vómitos, convulsiones o manchas en la piel. Ante cualquiera de estos síntomas añadidos a un cuadro de fiebre, es necesario consultar de forma urgente, porque podría tratarse de una meningitis grave que puede tener una evolución muy rápida», señala Trillo.
«También es importante resaltar también durante este periodo de pandemia, que algunos de los síntomas de meningitis son comunes a la enfermedad COVID-19, especialmente la fiebre, por lo que tanto el personal sanitario como la población debe estar alerta para evitar un retraso en el diagnóstico de casos de meningitis. No debemos pensar que todo cuadro febril en este periodo, aunque es lo más probable, vaya deberse a COVID-19, ya que el tratamiento antibiótico precoz, incluso antes de la confirmación de meningitis, es el pilar fundamental para evitar un desenlace fatal en las meningitis bacterianas», afirma este especialista.
A cualquier edad
Aunque la meningitis puede aparecer a cualquier edad, niños menores de 5 años y jóvenes de entre 15 y 24 años son los grupos de edad en los que con mayor frecuencia se dan casos de meningitis. En primavera y en otoño es cuando se concentran el mayor número de casos y, las meningitis víricas, que además son las más comunes, tienen mucho mejor pronóstico que las bacterianas. Por esa razón, y especialmente cuando la causa es bacteriana, un tratamiento rápido y adecuado mejora de forma drástica el pronóstico, por lo que es fundamental mantener un elevado nivel de sospecha y alerta respecto a esta entidad.