Hoy se celebra el Día Nacional de la Fibrosis Quística. En España hay 2.500 pacientes estimados con esta patología. El Consejo General de Farmacéuticos ha publicado un informe que revisa la actuación del farmacéutico comunitario en la asistencia sanitaria de los enfermos de fibrosis quística.
El cuarto miércoles de cada mes de abril se celebra el Día Nacional de la Fibrosis Quística, como refuerzo del Día Mundial, fijado el 8 de septiembre. En ambos casos, la finalidad es la misma: difundir información y educación sobre esta enfermedad genética no contagiosa que se manifiesta desde el momento del nacimiento, además de reivindicar la equidad en el acceso al tratamiento y concienciar a ciudadanos y profesionales sanitarios sobre la lucha por una mayor calidad de vida para los pacientes.
Hay que recordar que es una enfermedad que puede afectar de forma multisistémica, siendo las manifestaciones más frecuentes y graves las pulmonares y las pancreático-digestivas, generadas por la hiperviscosidad de las secreciones mucosas que favorecen la infección e inflamación local, y llegan a producir la pérdida de funcionalidad orgánica.
En España se estima que unas 2.500 personas conviven con la enfermedad, siendo considerada una enfermedad rara, aunque sea la más común de esa categoría. Su diagnóstico suele ser temprano, pues antes de cumplir un año ya están identificados el 61% de los pacientes, indicador que asciende al 92% antes de cumplir los 18 años. Además, los avances en el abordaje terapéutico de las últimas décadas han permitido prolongar notablemente la esperanza de vida los pacientes que actualmente ronda los 40 años.
La fibrosis quística es una enfermedad crónica que requiere un abordaje multidisciplinar, en el cual el profesional farmacéutico es un pilar básico en el asesoramiento y asistencia sanitaria a los pacientes. Una labor que desarrollan tanto en el ámbito hospitalario como a través de la red de 22.102 farmacias comunitarias. En ambos casos, sus funciones, además de hacer efectivo el acceso y la disponibilidad de los medicamentos para los pacientes, incluyen la promoción de medidas de educación sanitaria, de mejora de la adherencia a la medicación, de ayuda en el seguimiento de los efectos clínicos y reducción de efectos adversos, según el Consejo General de Farmacéuticos.
Mejorar la calidad de vida del paciente
En concreto, en materia de educación sanitaria, tanto en el ámbito hospitalario como comunitario, el farmacéutico puede contribuir a mejorar la calidad de vida estos pacientes crónicos mediante una serie de recomendaciones higiénico-dietéticas y otros hábitos saludables adecuados al plan individual de tratamiento integral de cada uno de ellos.
En cuanto a la optimización de los resultados de la farmacoterapia, que en algunos casos debe monitorizarse desde los centros hospitalarios, la farmacia comunitaria puede participar activamente ejerciendo un seguimiento estrecho del plan de gestión y de minimización de riesgos de los medicamentos, que complemente el seguimiento clínico directo por parte del médico prescriptor.