Escondido bajo los terrenos de Rothenstein, Alemania, se encuentra Vivos Europa One, un antiguo búnker construido tras la Segunda Guerra Mundial durante la época de la Guerra Fría.
Los 23.000 metros cuadrados de hormigón armado que en su día albergaron municiones y aparatos de telecomunicación, albergan hoy un complejo de lujo con varias viviendas familiares con acceso a servicios que van desde piscinas, teatros, gimnasios, cocinas y bares, así como oficinas, apartamentos, edificios de almacenes e incluso una estación de tren.
Vivos Europa One acabó su construcción en 2015, y se compone de un total de 34 viviendas y un apartamento valorado en 2 millones de euros, que se extienden a lo largo de algo más tres kilómetros por debajo de la tierra.
La instalación “es capaz de resistir una explosión nuclear de corto alcance, un accidente aéreo directo, agentes biológicos y químicos, ondas de choque masivas, terremotos, pulsos electromagnéticos, inundaciones y prácticamente cualquier ataque armado”, dijo el fundador y CEO de Vivos, Robert Vicinio.
Puede ser el refugio ideal durante la crisis del Covi-19, ya que sus habitantes podrían sobrevivir durante un año ya que es capaz de producir agua y energía de manera autónoma.
«Estamos orgullosos de llevar adelante este proyecto épico en estos tiempos cada vez más peligrosos», declaró Vicinio a ‘Forbes’.