Belén Esteban y su marido Miguel Marcos viven estos días de una manera muy extraña por culpa del coronavirus.
Él es conductor de ambulancias por lo que está en contacto con personas que potencialmente tienen el coronavirus, y ella es diabética por lo que está incluida en el grupo de personas de riesgo.
Por este motivo, y al igual que ocurre en la gran mayoría de familias de sanitarios, la pareja ha decidido evitar el contacto para evitar riesgos. Desde hace más de un mes Miguel no vive en la casa que ambos comparten en Madrid.
«Es técnico sanitario y nos daba miedo que me contagiara. Se ha ido a su piso, que gracias a Dios aún lo tiene», explicaba la colaboradora de ‘Sálvame’.
Sin embargo, como cuenta ‘Lecturas’ en su portada de este miércoles, hace unos días Miguel quiso pasar a ver a su mujer. No entró en casa, se vieron a través de la verja. Según la publicación el breve reencuentro estuvo marcado por la emoción.
No obstante el contacto diario, al igual que hacemos la gran mayoría, lo siguen haciendo a través de videollamadas.