El Banco de España cree que las restricciones aplicadas a la actividad para combatir el coronavirus Covid-19 causarán una contracción de la economía española este año de entre el -6,6% y -13,6%, dispararán el déficit público hasta el 11% y el peso de la deuda pública podría escalar por encima del 120%.
Son las primeras estimaciones que efectúa el organismo desde que se declaró la pandemia en un artículo analítico publicado este lunes donde insta a tomar los cálculos con máxima precaución ante las incontables incertidumbres que rodean a la enfermedad tales como su duración, si obligará a mantener restricciones en la vuelta a la normalidad o cómo puede afectar al consumo.
Para su cálculo toma de hipótesis dos escenarios: que el confinamiento aprobado por el Gobierno el 14 de marzo consuma ocho semanas en total, es decir, esté vigente hasta el próximo 10 de mayo; o se extienda a doce semanas, hasta el 7 de junio.
Sus expertos elaboran el pronóstico en base también a dos metodologías: una basada en la caída de la producción por las limitaciones a los negocios y otra con los modelos utilizados por el Banco de España de forma habitual para sus análisis y que, además de esa caída, incorporan potenciales impactos de las medidas adoptadas para contrarrestar los efectos de las restricciones para contención de la epidemia. Por ejemplo, un efecto positivo, sería que se palía la destrucción de empleo y uno negativo que el turismo puede sufrir la caída del consumo en países de nuestro entorno.
“Los resultados de los distintos ejercicios apuntan a retrocesos del PIB español en 2020 sin precedentes en la historia reciente, si bien su magnitud es muy sensible a los supuestos de partida, sobre cuya verosimilitud existe mucha incertidumbre”, concluye el organismo, que, en todo caso, augura un rebote de la economía una vez se supere la fase “más aguda” de la crisis.
De cara a 2021, el estudio pronostica que economía española “recupere una parte significativa, pero no completa, del flujo de actividad y empleo que se esperaba antes de la pandemia”. Su ritmo de reactivación “dependerá”, según explica, de la “percepción del riesgo sanitario en los próximos meses y de la capacidad de reactivación de la parte del tejido productivo más dañada por el actual parón de la actividad”.
Solo para el primer trimestre del año estima que la economía sufrió un retroceso del PIB del 4,7% y se vio afectado unicamente en su última quincena por la declaración del estado de alarma. El Banco de España aconseja, no obstante, interpretar esta cifra «con grandes dosis de cautela», ya que depende crucialmente de los supuestos realizados acerca de la proporción del descenso de la actividad en cada rama, «que se encuentra sometida a un elevado grado de incertidumbre».
CAE UN 4,7% EN EL PRIMER TRIMESTRE
Para el conjunto del año, el análisis que mide básicamente la caída de la producción en los distintos sectores de la economía como consecuencia inmediata de las medidas de contención de la epidemia estima que el PIB sufrirá una contracción entre el 6,6% y el 8,7% si el confinamiento dura ocho semanas y en función del grado de persistencia de la perturbación en sectores donde la interacción social desempeña un papel más importante, como son hostelería, la restauración y el ocio.
El mejor desempeño sería asumiendo una normalización casi completa cuando se retiren las restricciones y la caída del 8,7% apuntada retrasa dicha situación de casi normalidad al cuarto trimestre. Si el estado de alarma se prolongase doce semanas y la vuelta a la normalidad aún no se ha restablecido bien a fin de año cree que el PIB podría ampliar su caída al 13,6%.
Utilizando el modelo que habitualmente usa el Banco de España para efectuar sus proyecciones macroeconómicas, el pronóstico de descenso del PIB este año oscilaría entre el 6,8 y 12,4%, asumiendo igualmente que tarde ocho o doce semanas el estado de alarma y la vuelta a normalidad de los sectores sea más acelerada o retrasada.
MEDIDAS MITIGADORAS
Con esta herramienta el organismo tiene en cuenta impactos potencialmente negativos como sería el hecho de que las restricciones establecidas en otros países a la actividad económica y a los movimientos de población ocasionen una disminución drástica de la demanda de bienes y servicios españoles, especialmente el turismo.
También considera otros positivos como la mitigación en la pérdida de rentas de hogares y empresas en España gracias a las moratorias y avales al crédito aprobadas, pero también el riesgo a que contraigan el consumo ante la incertidumbre sobre el futuro.
En cualquier caso el Banco de España considera que el impacto sobre la actividad y el empleo se verán “atenuados hasta cierto punto por las medidas orientadas a la provisión de liquidez y rentas a corto plazo” articuladas por el Gobierno.
Sus analistas creen que las actuaciones de política económica “no solo permiten aminorar la profundidad de la recesión en el corto plazo”, sino que además “deberían favorecer que se alcance un nivel más elevado de PIB y empleo en un horizonte temporal algo más dilatado, que, en los ejercicios realizados, abarca hasta el final de 2021”. El Banco de España prevé, en concreto, que el PIB del 2021 sea capaz de crecer entre el 5,5% y 8,5%, en función de la gravedad de la caída que experimente este año.
En cualquier caso, en todos los escenarios augura que el coste presupuestario se disparará llevando el déficit este año a situarse en una horquilla comprendida entre el 7% y el 11% del PIB y la deuda pública ascendería a una tasa de entre el 110% y más del 120% del PIB aproximadamente por el coste de financiación de los gastos ocasionados por el Covid-19.
(SERVIMEDIA)