Para ir sobrellevando estos días de reclusión en casa, a consecuencia del COVID 19, y disfrutar de un vino diferente, sugerimos probar una categoría del cava, muy desconocida por el público, en la que se permite añadir de 4 a 7 gramos de azúcar por litro. Es la Extra Brut, que está situada entre el Brut Nature, que contiene de 0 a 3 gr/l, y el Brut al que se le añade de 7 a 12 gr/l. Pero, ese poquito más de azúcar que se le añade, hace que resulte mucho más versátil que el Brut Nature, el cual necesita siempre de alimentos debido a su acidez .
La bodega Montesquius, de San Sadurní de Anoia, lo elabora con el mínimo autorizado, sobre 4 gramos/litro, con lo que apenas se aprecia en el paladar, pero sí lo nota el estómago, pues es mucho más versátil, adecuado a todos los momentos; en resumen… un todo terreno. Tanto es así que quienes lo han degustado, comentan que “a mí no me gusta el cava y no entiendo, pero este sí me gusta y no me ha dado nada de acidez”.
El Gran Reserva 2016, que ahora tiene más de cuatro años, en crianza hasta su expedición, es el Cava más joven que ofrece Montesquius. Un estilo distinto que busca sobre todo la frescura, manteniendo la burbuja fina, una acidez equilibrada y estilo amable.
En la bodega se le compara con “un traje de chaqueta negro”, es decir, vale para casi todo y se puede tomar en cualquier ocasión. Funciona espléndidamente, solo de copeo, para aperitivo o vermut, sin necesidad de hacer un picoteo.
También, es ideal en esos “momentos chic” que pasamos con amigos o pareja, a media tarde en la cubitera de una jaima de un beach de moda o en la piscina de casa, también en una terracita o, ahora confinados en casa, por la pandemia del corona virus. Aunque se tome más de una copa no molesta la acidez y no sentirá la necesidad de comer.
Pero además es perfecto para comer o cenar, debido a su bajísima dosificación. Con salmón ahumado, arroces, pastas, ensaladas, verduras a la plancha, hamburguesas, pescados, carnes, cocinas étnicas, salsas picantes…Incluso para una postcena, terminando la botella como sobremesa.
Otra excelente oportunidad para disfrutarlo es cuando uno llega a casa y abre el frigorífico para tomar la última copa refrescante de la noche antes de dormir. Además, su precio está muy bajo en comparación con su calidad: tan solo 15 euros,la botella
Dos estilos: Blanco y Rosé, según sea la apetencia o la ocasión.
Por un lado está el Montesquius 1918 Gran Reserva 2016 EXTRA BRUT
VARIEDADES: 43% Macabeo (viñas de más de 80 años, 39% Xarel.lo, 18% Parellada cepas jóvenes.
VIÑEDOS: suelo arcilloso calcáreo, muy mineral; altitud 100-500 m.
ELABORACIÓN: 2ª fermentación hasta expedición. (4 años). Fecha de degüelle en la botella.
NOTAS DE CATA: Color amarillo vivo con un rosario persistente. En nariz es balsámico, avainillado, con ligeras notas ahumadas y muy sedoso. Gran finura en boca, con una burbuja integradísima y de gran personalidad; vibrante, fresco e intenso.
El otro estilo es el Montesquius 1918 Rosé Gran Reserva 2016 EXTRA BRUT
VARIEDADES: 74% Monastrell (cepas 30 años), 17% Pinot Noir, 9% Trepat (fermentada en tinajas de barro).
VIÑEDOS: Suelo calcáreo con gran cantidad de fósiles marinos que aportan tipicidad salina y mineral.
ELABORACIÓN: 2ª fermentación hasta expedición (4 años). Fecha de Degüelle en la botella.
NOTAS DE CATA: Color cereza pálido con rosario fino y elegante. En nariz empieza con un espectáculo de notas almibaradas, aroma de piruletas, frutas y flores rojas, especias y miel. En boca se siente una burbuja cremosa; equilibrada acidez, sápido y mineral, con postgusto largo y persistente. Sorprendente, vibrante, fresco e intenso.
Pues, ¡hala!, a disfrutar de ambos, dando gusto al paladar, durante este confinamiento y, después, mucho más.