“La futura madre ha de comer de forma variada y equilibrada, incluyendo todos los alimentos básicos para su salud y la de su hijo”, según el doctor Julio Maset, médico de Cinfa, quien aporta algunas claves de la alimentación durante el embarazo.
Estreñimiento, náuseas, ardor de estómago, tensión arterial elevada… Muchos de los trastornos y molestias típicas del embarazo pueden prevenirse o reducirse con una alimentación adecuada, la cual también aumentará la vitalidad de la madre y aportará al feto los nutrientes necesarios para su correcto desarrollo.
Como explica el doctor Julio Maset, médico de Cinfa, “alimentación y embarazo no equivalen a comer por dos, como se suele decir y, ni siquiera significa que la gestante deba ingerir cantidades mayores, sino que debe hacerlo en menor cantidad cada vez, pero con mayor frecuencia -seis veces al día- y procurando masticar despacio. Por lo demás, como cualquier otra persona que desee cuidarse, la futura madre ha de comer de forma variada y equilibrada, incluyendo todos los alimentos básicos para su salud y la de su hijo”.
Es decir, no existe una dieta específica para el embarazo: las mujeres en esta etapa pueden comer prácticamente de todo, aunque sí hay algunas excepciones motivadas por la seguridad para su bebé y que es necesario tener en cuenta. Por lo demás, se debe comer con moderación, y con la dieta mediterránea y la pirámide alimentaria como guías.
En ese sentido, sobre las enfermedades transmitidas por alimentos, este especialista indica que “algunos microorganismos son capaces de atravesar la barrera placentaria y llegar al feto, cuya inmunidad aún no está desarrollada”.
Por eso, y con el fin de prevenir infecciones e intoxicaciones alimentarias como la listeriosis o la toxoplasmosis, que pueden tener efectos muy graves en el bebé, este experto de Cinfa insiste en que “la mujer en estado de gestación sí ha de evitar el consumo de los considerados alimentos de riesgo, que pueden constituir una fuente de transmisión de ciertos agentes patógenos”.
Sin embargo, todavía queda mucha labor de concienciación en este ámbito, ya que, según reveló el VIII Estudio CinfaSalud “Percepción y hábitos de las españolas durante el embarazo”, solo seis de cada diez (58,3%) mujeres de nuestro país evita estos productos conflictivos.
Enfermedades alimentarias
En concreto, las enfermedades de más impacto en la mujer gestante o el feto relacionadas con la alimentación durante el embarazo son la toxoplasmosis, transmitida por un parásito que puede infectar carnes crudas, poco hechas o precocinadas, embutidos, patés, ensaladas que lleven pollo, jamón, etc. y frutas y verduras mal lavadas; la listeriosis, causada por una bacteria que puede hallarse en productos precocinados listos para el consumo, lácteos no pasteurizados, embutidos, salchichas, patés, y carnes, pescados y mariscos crudos, ahumados o marinados, además de en frutas y verduras mal lavadas; y la salmonelosis, cuyo origen es otra bacteria que puede estar presente en platos elaborados con huevo crudo -como salsas, mayonesas o postres caseros-, brotes de semillas como la soja, carnes crudas o poco hechas y moluscos o mariscos que vivan en agua contaminada.
Además, para evitar los parásitos denominados anisakis o el metilmercurio, un metal tóxico, conviene no consumir pescados crudos, ahumados, en salazón, etc., ni pescados azules de gran tamaño -atún rojo, cazón, pez espada, lucio, anguila y emperador-.
Apoyo de la pareja
Por último, el doctor Maset menciona la importancia que también tiene para la embarazada “contar con el apoyo de la pareja a la hora de seguir estas pautas de alimentación. Además de animarle e incluso acompañarle en el seguimiento de la dieta, no está de más procurar evitar consumir los alimentos no aconsejables delante de ella”.