Hace unas semanas se celebró el Día Mundial de la Audición 2020, con el lema “Escucha de por vida. No dejes que la pérdida de audición te limite”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en que una intervención eficaz y oportuna puede servir para que las personas afectadas de pérdida de audición puedan desarrollar todo su potencial.
Esta efeméride coincide con la fecha de nacimiento de Alexander Graham Bell (3 de marzo de 1847 en Edimburgo, Reino Unido). Las aportaciones a la enseñanza para personas con sordera de este famoso inventor son poco conocidas, pero resultan fundamentales hoy en día.
Bell fundó dos organizaciones: el Laboratorio Volta en Washington, D.C., que actúa como centro de información sobre la sordera, y la Asociación Norteamericana para Promover la Enseñanza del Habla a las Personas con Sordera. Estas dos asociaciones confluyeron en 1890 en lo que hoy se conoce como la Asociación Alexander Graham Bell para Personas con Sordera e Hipoacusia (AG Bell).
La preocupación por el mundo de los sordos le venía de familia. Tanto su abuelo como su padre trabajaron con la fonación y la locución. De hecho, su madre, Eliza Grace, era sorda, lo que explica el interés por las investigaciones sobre la escucha y el habla, tanto en investigaciones como con inventos para favorecerlas. Además, se casó con Mabel Gardiner Hubbard, sorda desde los cinco años como consecuencia de la fiebre escarlata.
Su objetivo como profesor de personas sordas era que los problemas de audición no impidieran vivir sin límites. De hecho, uno de los lemas de la Asociación AG Bell es “help a child live a life without limits” (“ayudar a que los niños vivan una vida sin límites”), que entronca con el lema de la OMS para el Día de la Audición: “No dejes que la pérdida de audición te limite”.