Este lunes 30 de marzo se cumplen 167 años del nacimiento del pintor holandés Vincent Van Gogh, una de las figuras más importantes de la historia del arte y que, aunque tuvo un diagnóstico póstumo que nunca se confirmará al 100%, presentaba múltiples síntomas de un trastorno bipolar.
Por este motivo, el 30 de marzo se escogió como Día Mundial de este trastorno, a fin de rendir homenaje a Van Gogh y de sensibilizar sobre una enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la sexta causa principal de discapacidad en el mundo.
Además, estas personas son «más vulnerables» a los efectos del confinamiento, advirtió la investigadora del departamento de Psiquiatría y Patología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Inés López-Ibor. Estimó que el trastorno afecta a una de cada 100 personas, lo que le hace «relativamente frecuente».
Explicó que el trastorno de bipolaridad «afecta principalmente al ánimo, con episodios depresivos durante temporadas que se alternan con otros de euforia, también llamados maniacos».
Este tipo de trastornos tienden a la cronicidad, lo que «no quiere decir que los pacientes estén todo el tiempo enfermos. Es decir, pueden tener un episodio depresivo durante un año y tardar bastante hasta tener otro», precisó.
MÁS VULNERABLES AL CORONAVIRUS
Según la experta, la primavera «es especialmente delicada para las personas con enfermedades mentales, que pueden llegar a descompensarse por los cambios de luz y otros factores que acarrea esta época del año».
López-Ibor afirmó que, además de la medicación, si algo ayuda a los pacientes a mantener esa normalidad es el equilibrio, la rutina y la tranquilidad, algo que se tambalea desde que comenzó la crisis del coronavirus y las medidas de confinamiento.
“Está claro que esto nos afecta a todos, señaló, pero con «el coronavirus, las personas con enfermedades mentales son más vulnerables al estrés. Sí les puede provocar más angustia y miedo, se pueden descompensar un poco más y hay que vigilar que se toman bien sus tratamientos”, recomendó.
Con todo, insistió en no generalizar, «pues habrá personas en una fase estable de la enfermedad a las que le afectará igual que al resto de la población».
“Lo primero que hay que pensar, todos, es que esto va a pasar”, y aconsejó «organizarse el día para trabajar y distraerse, y hacer cosas para las que nunca hay tiempo».
CONCIENCIACIÓN
El trastorno bipolar suele aparecer en adultos jóvenes, entre 20 y 30 años. No es habitual que el primer episodio se produzca después de los 40, pero «puede haberlos», destacó.
La experta resaltó además que a pesar de su frecuencia, en torno a esta enfermedad mental gira cierto estigma y desconocimiento por parte de la sociedad, que «en ocasiones llega a confundirla con la esquizofrenia, cuando no tienen nada que ver».
«Es verdad que cuando el paciente cursa con episodios maniacos puede tener alguna alucinación o idea delirante, que puede pasar por un síntoma de la esquizofrenia.
Sin embargo, estos son «síntomas sicóticos que aparecen en una enfermedad que tiene dañado el ánimo», mientras que en la esquizofrenia lo que está dañada es la interpretación del mundo, junto a otros síntomas muy distintos”, aclaró López-Ibor. Por ello, pidió «más comprensión y menos miedo a esta enfermedad».
«Como en todas las enfermedades mentales, les digo a los pacientes que no digan que son bipolares, sino que tienen trastorno bipolar», indicó, para no acabar convirtiendo la enfermedad en un apellido”. «Pueden llevar una vida completamente normal y llegar a ser lo que ellos quieran. Y si no, que se lo digan a Van Gogh».
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