Cada persona es diferente y tiene unas necesidades distintas, así que adaptar la cocina a las necesidades y gustos de cada uno permite sacarle el máximo rendimiento.
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, promete un viejo dicho. Sabiendo dónde vive una persona, también se puede deducir mucho sobre su personalidad. Cada persona es diferente y por lo tanto tiene unos gustos, unos hobbies, un trabajo, unas amistades, una familia y una casa distinta. Y dentro de esa casa, hay una cocina que debería adaptarse a las necesidades de quien vaya a usarla. Por eso, hacer la cocina a medida es una buena idea.
Considerada por algunos como el lugar más importante de una vivienda, la cocina es mucho más que la estancia en la que se elaboran los alimentos. Para algunas personas, es un centro de reunión tanto o más importante que el salón; para otras, es una zona de calma en la que refugiarse a desayunar antes de afrontar el día, e incluso hay quien detesta los fogones y la utiliza solo como un almacén. En cualquier caso, tiene sentido hacer la elección de adaptar la cocina para poder sacarle el máximo rendimiento.
Aquellas personas a las que les encanta cocinar necesitan una gran encimera en la que puedan amasar, cortar verduras y desplegar todos los ingredientes que les dicten las recetas y su imaginación. Hacer una cocina a medida permite decidir cuánto espacio se le dedica a cada mueble y a cada tarea.
En el otro extremo está la gente que apenas cocina. Ya sea por falta de tiempo o de motivación, hay quien utiliza la cocina para calentar platos ya hechos, o para cocinar en ocasiones puntuales, pero no todos los días. Por eso no necesitan ni grandes vitrocerámicas ni neveras dobles, lo simple bastará.
A diferencia de las habitaciones personales, la cocina es una zona común, por lo que puede ser un centro de reunión. Una barra americana o una isla en medio de la estancia permiten que las personas invitadas tomen algo mientras el anfitrión o anfitriona cocina; unas sillas y una mesa invitan a sentarse mientras algo se cuece, y una cocina amplia en lugar de estrecha puede albergar a varias personas sin que resulte incómodo.
Además, al hacer la cocina a medida también es posible decidir meter en ella herramientas o utensilios que nada tienen que ver con comer: escobas, fregonas, productos de limpieza o una lavadora pueden formar parte de esta estancia de manera discreta, amoldándose al conjunto. Si la cocina no estuviera pensada de antemano para ese propósito, podría no haber espacio suficiente.
Al margen de los usos que se le da a la cocina, también influye el criterio estético. El color de los azulejos, el tamaño de las baldosas o el aspecto de la mesa son factores a tener en cuenta a la hora de diseñar una cocina. Al fin y al cabo, se use mucho o poco, es importante que sea una estancia en la que las personas que habitan la casa se sientan cómodas.