El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, avanzó este lunes que quiere mantener la reunión pendiente con el jefe del Ejecutivo del Govern catalán, Quim Torra, en la “primera semana de febrero” en Barcelona.
Así lo trasladó en una entrevista en Televisión Española recogida por Servimedia en la que también anunció que, en aras de hacer de esta la “legislatura del diálogo”, mantendrá reuniones con todos los presidentes de comunidades autónomas.
Si bien dijo que a diferencia de lo que hizo en 2018 al llegar al Gobierno, en vez de citarlos en el Palacio de la Moncloa, se desplazará a las sedes de los Ejecutivos regionales.
Sánchez trasladó que quiere abordar “con energía” el diálogo territorial e “ir al encuentro” de los presidentes autonómicos que también tienen “problemas” y deben tratarlos con el Estado. “Debemos poner en marcha un diálogo social que recomponga consensos rotos”, trasladó, después de apelar a la “responsabilidad y voluntad de diálogo” de todos los presidentes autonómicos. Esta será, dijo, la legislatura «del diálogo» tanto «social» como «generacional» y «territorial».
El jefe del Ejecutivo restó importancia a la puesta en marcha de la mesa de diálogo bilateral que acordó con ERC para garantizarse la investidura.
Según el acuerdo, esta mesa debía constituirse a los 15 días siguientes de la formación de Gobierno. Pero Sánchez minimizó el retraso y lo achacó a las diferencias en el Ejecutivo catalán formado por Junts- que no apoyó investidura ni suscribió el acuerdo- y ERC.
Respecto a la consulta que recoge el acuerdo, Sánchez destacó que si eso llega es porque hay “acuerdos”, por lo que descartó que sea sobre la autodeterminación, que provoca «división».
Una vez más, el presidente pidió al conjunto del independentismo un ejercicio de «autocrítica» porque incluso el que fuera jefe de los Mossos el 1 de octubre, en el juicio, ha dicho que el ‘procés’ fue una «irresponsabilidad».
En este orden de cosas, Sánchez pidió ser «empáticos» y “no quedarnos en el reproche o en el bloqueo”.
Así, admitió que igual que en Cataluña hay personas que se sienten molestas por algunos comportamientos que ha hecho el Estado, también «hay una parte de españoles que nos sentimos molestos -yo me incluyo- al oir hablar al independentismo de que España no es una democracia». «Será una democracia imperfecta, pero es una democracia», y es, además, una de las más «fuertes» y «potentes» del mundo, concluyó.
SERVIMEDIA