La Audiencia Nacional juzga a tres yihadistas que contaron sus planes de atentar en España a un agente encubierto

La Audiencia Nacional juzga a partir del lunes a tres presuntos yihadistas que estaban decididos a atentar en España y que, en su labor proselitista, acabaron contactando a través de redes sociales con un agente encubierto al que fueron contando sus planes.

Se trata de Mustapha el Filali, de nacionalidad española, que se enfrenta a 42 años de prisión por los delitos de proposición para el asesinato terrorista y organización terrorista. Además, el ministerio público pide para él 30 años de inhabilitación y 10 de libertad vigilada.

Además, la Fiscalía acusa a Mohsin Harrak y Anouar Harrak de un delito de integración en organización terrorista por el que pide una pena de 12 años de prisión y 14 de inhabilitación absoluta para ejercer cargo público, 22 años de inhabilitación especial para profesión u oficio educativo en los ámbitos docente, deportivo y de tiempo libre y 10 años más de libertad vigilada.

El Filali consideraba España como “enemigo del Califato Universal” y así se lo transmitió a un agente infiltrado del que desconocía su verdadera identidad al que envió un vídeo titulado ‘El Estado del Islam seguirá, maravilloso’, en el que se identifica a sus enemigos entre los que figura España, representada por su bandera.

El acusado había prestado juramento de fidelidad al Daesh y tenía la voluntad de atentar en España. Esa intención se vio “reforzada”, dice la Fiscalía, con los atentados de Barcelona de agosto de 2017 que le impulsaron a planear un atropello masivo en alguna zona céntrica y peatonal de Madrid durante la Navidad de 2017. Entre sus posibles objetivos estaban la Puerta del Sol o calles adyacentes, el Museo del Prado, el Matadero o el Museo del Ferrocarril.

Para llevar a cabo el atentado intentó conseguir la colaboración de una joven granadina, Amira Chafchaf, con la que contactó a través de redes sociales y que realmente ocultaba la identidad de un agente infiltrado. Le envió vídeos de atentados y de ejecuciones realizadas por el Estado Islámico y trató de calibrar su disposición a inmolarse en una acción terrorista.

El acusado se empeñó en el despliegue de una amplia actividad proselitista tanto de manera presencial, entre su familia y amigos, como a través de redes sociales, adoctrinando a posibles colaboradores. Entre ellos contactó con otro agente encubierto que se hacía pasar por un tal ‘Ahmed Bouali’.

Por su parte, Moshin y Anouar Harrak fueron detenidos el 5 de diciembre de 2017 y se encuentran en prisión provisional desde entonces. Ambos, dice la Fiscalía, “no sólo habían adquirido el sustrato ideológico suficiente como para realizar cualquier acción que contribuyese a los fines terroristas perseguidos por el Daesh, a quien había prestado juramento de fidelidad, sino que estaban decididos y resueltos a pasar a la acción pues habían asumido total y plenamente sus postulados, fines y doctrinas”.

Los dos eran muy activos en redes sociales y se mostraban dispuestos a cometer actos violentos en nombre del Daesh. Anouar guardaba una fotografía suya simulando una decapitación y un vídeo realizando ejercicios con un machete de grandes dimensiones, al tiempo que abogaba por atentar en España. Los Harrak se formaron en el manejo de explosivos y de todo tipo de armas. Igualmente publicaron en Facebook un manual para ‘lobos solitarios’ y dentro de su tarea proselitista contactaron con un agente encubierto.

(SERVIMEDIA)