Cercanía, confianza y profesionalidad son algunos de los valores que puede aportar la Red Asistencial de Farmacias en la lucha contra la erradicación de la violencia de género. Las oficinas de farmacia se perciben como un espacio de confidencialidad, lo que puede contribuir enormemente a combatir uno de los mayores cómplices del maltrato: el silencio.
La confianza en la farmacia y en el propio farmacéutico, puede contribuir enormemente en el ámbito de la lucha contra la violencia de género. Por ello, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos firmaron un acuerdo, a través del cual se van a desarrollar actuaciones de información, prevención y sensibilización en materia de violencia contra la mujer.
Las diferentes comunidades de España colaboran con los farmacéuticos con el fin de convertir a las farmacias en un nuevo espacio al que las mujeres puedan acudir cuando se encuentren bajo una situación de violencia.
Por su parte, el Colegio de Farmacéuticos de Asturias, adherido al Pacto Social contra la Violencia sobre las Mujeres del Principado de Asturias, busca dar una mayor difusión desde las oficinas de farmacia a esta realidad social.
Para ello se impartieron charlas de sensibilización para todos los farmacéuticos y se les formó sobre cuáles son las pautas que permiten detectar los signos y síntomas de los malos tratos, cuáles son los protocolos de actuación que debe seguir el farmacéutico en estos casos y qué información debe ofrecer sobre los recursos existentes a los que pueden acudir las víctimas.
Además, las farmacias asturianas que participan en esta iniciativa cuentan con unas peanas que disponen de folletos destinados a prestar información y ayuda a las mujeres que lo necesiten. “Es un díptico donde les explican cómo pueden obtener ayuda si se encuentran en ese tipo de situación. Dónde tienen que dirigirse para obtener esa ayuda y donde están los centros habilitados para ello”, explica Berta García, una de las impulsoras en las farmacias asturianas.
Escuchar e informar
La labor del farmacéutico en este caso es principalmente informativa. Es un agente sanitario que a través de una escucha activa puede orientar y explicar a las mujeres dónde dirigirse y cuáles son los recursos que se les ofrecen.
“Una vez que las mujeres se sienten escuchadas van reuniendo fuerzas para poder salir de esa situación. Acuden a la farmacia porque aún no lo tienen tan claro, no toman una decisión así de repente, necesitan un tiempo y un proceso. Necesitan que las escuchemos”.
La farmacia es un establecimiento sanitario muy accesible. En el ámbito rural es en muchas ocasiones el único punto sanitario próximo al paciente. La relación de cercanía y confidencialidad que se establece con el farmacéutico ayuda a detectar situaciones de violencia y a orientar a la víctima para que pueda acceder a los recursos existentes.
“Las mujeres están cada vez más concienciadas y menos dispuestas a tolerar estas actitudes. Todos tenemos que ayudar a visibilizarlo, y sobre todo, no normalizar muchos comportamientos. La educación es la base fundamental para que esto se termine. Todos los colectivos deberíamos luchar para combatir esta lacra social”.
El farmacéutico, un aliado en la lucha contra la violencia de género
Por otro lado, el Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León y la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, también consideraron que los farmacéuticos de la Comunidad pueden ser grandes aliados en la lucha contra la violencia de género.
Firmaron un convenio de colaboración que permite a las farmacias de la Comunidad dar un paso más y reforzar su implicación tanto en la detección y prevención de casos de violencia de género como en sensibilización en materia de igualdad.
En este acuerdo se recoge un protocolo de actuación ante situaciones de violencia de género, una herramienta para los profesionales que señala cuáles son los aspectos básicos de una situación de violencia de género. Recoge además una lista de indicadores que pueden ayudar a los profesionales a confirmar los indicios que han constatado en base a la cercanía que propicia su labor.
“Se identificaron las farmacias con unos distintivos en los que se podía ver que, una mujer en una situación así, podía acudir allí. En todas las farmacias se repartieron 600.000 folletos informativos que se dejaban en los mostradores, en el que se destacaba el papel de la farmacia en la detección y ayuda a las víctimas”, explica Inés Barco, miembro del Pleno del CONCYL Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León.
Los farmacéuticos de Castilla y León recibieron una formación con la que aprendieron cuáles son las pautas que permiten detectar los signos y síntomas de los malos tratos, cuáles son los protocolos de actuación que debe seguir el farmacéutico en estos casos y qué información debe ofrecer sobre los recursos existentes a los que pueden acudir las víctimas.
Información más accesible gracias a la capilaridad de la farmacia
Tanto la cercanía de la farmacia, que gracias a su capilaridad llega a toda la población, incluidas las zonas más aisladas de la Comunidad, como la accesibilidad y confianza de los farmacéuticos colocan a estos establecimientos sanitarios en una situación privilegiada para impulsar iniciativas como ésta.
“Firmar este convenio significa ofrecer un sitio más donde las mujeres pueden acudir en caso de necesitar ayuda, precisamente por la capilaridad que existía en la red de farmacias de la comunidad rural. Que en los pueblos pequeños si se daba esta situación, hubiese un sitio donde acudir”.
“Pueden darse dos situaciones. Que sea la mujer quien pida ayuda, o que nosotros detectemos que una mujer puede encontrarse en esta situación. Diferentes especialistas nos enseñaron cómo podemos acceder a ellas y escucharlas. Los farmacéuticos de a pie no sabíamos muy bien cómo reaccionar cuando una mujer acudía a la farmacia a pedir ayuda, por eso era necesaria la formación”.
En la farmacia cuentan con la información detallada de los recursos que hay en toda la provincia en materia de violencia de género para poder ayudar a cualquier mujer que lo necesite. Los farmacéuticos pueden contactar directamente con los centros donde dirigir a la mujer de la forma más confidencial posible.
“Somos un intermediario. Le podemos dar información sobre dónde tiene que acudir, o contactarles nosotros directamente en el caso de que la mujer lo prefiera. Se colocaron vinilos en las farmacias para que cualquier mujer que crea que lo puede necesitar, sepa que nosotros estamos ahí para ayudarla”.
“A todos se nos ocurre llamar por teléfono, pero gracias a la formación aprendimos a tratar el tema para que las mujeres no se asustasen, aprendimos qué no debíamos hacer. La farmacia es un sitio donde pueden sentirse seguras, hay alguien en quien pueden confiar, que las va a escuchar y las puede ayudar, que no va a hacer nada sin su consentimiento”.
Otra de las acciones destacables es la que se ha llevado a cabo en Valencia, donde se ha relanzado la campaña de ‘Tickets en las Farmacias’, a través de la cual se incluyen en el ticket de cada dispensación los teléfonos de asistencia a la mujer en situación de maltrato físico o psicológico por parte de sus parejas (el 016, teléfono nacional que no queda registrado; el 900 58 08 88, teléfono Mujer 24; y el teléfono para adolescentes 900 20 20 10 de la fundación ANAR).
Todas estas acciones nacen del convencimiento de la necesaria implicación de todos los agentes sociales posibles en la prevención de la violencia de género, para desarrollar un trabajo conjunto de información, prevención y sensibilización que fomente una sociedad sin violencia sobre las mujeres.