La creencia en los cocina curativa está experimentando un gran crecimiento en los últimos tiempos gracias al legado de Santa Hildegarda de Bingen, quien desde la Edad Media ha ido pasando de generación en generación sus conocimientos y criterios acerca de los productos que logran grandes beneficios a la hora de curar distintas patologías.
Las enseñanzas de Santa Hildegarda se han puesto de actualidad gracias a su difusión en Internet; buena muestra de ello son la gran cantidad de webs en la que se recogen los conocimientos de esta monja medieval que ya en su época constató las propiedades de muchos alimentos para sanar a las personas.
¿Qué es la cocina curativa?
La cocina curativa es un proceso en el que se combinan distintos productos para que el resultado logre un efecto terapéutico y depurativo en el organismo.
Siguiendo esta doctrina, se hace una distinción entre alimentos aptos para las personas sanas y otros que solo lo son para enfermos de según qué dolencia.
Santa Hilegarda, una abadesa que vivió en el siglo XII, realizó una distinción de los alimentos según cuatro criterios: los productos se diferencian entre fríos, calientes, secos y húmedos.
Esta religiosa establece que la combinación adecuada entre estas cuatro categorías es la que logra un beneficio real en el organismo de las personas que hayan enfermado.
Su pensamiento se basa en que estas patologías están originadas por desórdenes, que son responsables de que el cuerpo humano padezca los problemas de salud; estas técnicas culinarias especiales son las que consiguen reequilibrar los elementos que actúan en el cuerpo humano, devolviendo un estado de salud óptimo y acabando así con el trastorno que padece.
Cuáles son las principales reglas de la cocina curativa
Santa Hildegarda apuesta por los alimentos curativos como parte del proceso de sanación de los enfermos, combinados con otros remedios naturales, también naturales.
Para llevar una alimentación curativa adecuada, se basa en los siguientes principios:
- Para el desayuno, los alimentos elaborados a base de productos secos, como la harina o cereales, y tienen que estar calientes para incrementar la temperatura del estómago.En este momento del día, es conveniente evitar aquellos frutos húmedos, por ser inconvenientes para la sanación.
- El almuerzo debe suponer una ingesta moderada de alimentos, puesto que, de lo contrario, la sangre se calentaría y sería contraproducente para el objetivo de acabar con el malestar que aflige al organismo.
- En la cena, conviene cenar temprano con cualquier producto recomendado, precediendo así a un paseo antes de dormir.
Según su filosofía, los alimentos crudos no están permitidos, ya que todos los productos deben estar cocidos o con sal y vinagre. Se basa para desaconsejarlo en que el cuerpo tardaría más en digerir y aprovecharía menos sus nutrientes.
Entre los productos más recomendados por Santa Hilegarda, destaca la espelta, la castaña, los garbanzos, las manzanas, las cebollas o las ortigas; en cambio, desaconseja ciertos alimentos nocivos como los puerros o las ciruelas.