Alejandra Núñez es una joven emprendedora que apuesta por la horticultura natural cosechando variedades locales y tradicionales para su consumo en proximidad (Km0) y comercializando a través de canales cortos: venta directa, servicio a domicilio y mercados de la comarca.
Los inicios, tal y como es habitual en este tipo de iniciativas, fueron “muy duros”. Gestiona un invernadero que ocupa una superficie de 1.000 metros cuadrados y en el que cultiva productos de temporada, como lechugas, col, puerros, cebollas, berenjenas, tomates, brócoli y coliflor, entre otros. De esta manera, promueve la venta directa al consumidor en mercados y servicio a domicilio. Sus hortalizas y verduras también van directas al plato a través de los restaurantes y bares de la comarca. Ha comenzado su actividad profesional desde el emprendimiento y con la ilusión de que su proyecto vaya creciendo a la par que lo hace su esfuerzo.
La joven agricultora destaca que “la innovación en la agricultura ecológica puede ser un incentivo para que la juventud vuelva a interesarse por la vida rural”.
El gasto familiar anual en alimentos ecológicos está entre los niveles más bajos de la Unión Europea, no llegando al 1% del gasto alimentario total. Pero las cosas están cambiando. Las iniciativas vinculadas a la agricultura ecológica cobran fuerza, fomentando la producción ecológica y promoviendo el consumo en base a la relación directa y los mercados locales. Siendo posible que más personas de nuestro medio rural puedan vivir de una actividad digna y sostenible, a la vez que la población en general tiene acceso a alimentos de calidad y una conexión directa con la naturaleza y el medio rural.