La gala de este martes de ‘GH VIP: Límite 48 horas’ nos dejó dos momentos estelares. El primero de ellos fue la salvación de Dinio de las nominaciones (que deja la expulsión entre Hugo y Noemí) y el segundo la ‘curva de la vida’ de Mila Ximénez.
La colaboradora de ‘Sálvame’ no dejó de llorar de principio y a fin. Se derrumbó a la hora de recordar cómo ha sido su vida.
La ‘curva’ comenzaba desvelando cómo fueron sus primeros años. «He tenido una infancia bonita, soy la pequeña de cuatro hermanos. Con una madre dedicada a nosotros y un padre que trabajó mucho para que tuviéramos de todo y tener una buena pensión, algo que no sucedió por la enfermedad de mi madre».
Después confesaba su primer amor: «Con 18 conozco al primer amor de mi vida, fue una relación complicada porque no era una persona libre y yo era muy jovencita. Tuve muchos problemas, pero seguimos adelante porque estábamos enamorados y nos queríamos… Una niña que conoce al hombre de su vida, viajamos, era médico, nos vinimos a Madrid… Una noche me doy cuenta de que esta relación era una tortura y empiezo a tener picos de bajada. Yo no tenía dónde ir, él era mi casa, mi hogar y mi futuro… Algo pasó una noche que hizo que mi mundo se viniera hasta aquí, hasta el infierno… Todo lo que había soñado y vivido fue una pérdida de tiempo… parte de lo que pasó esa noche tiene que ver el padre de Alba y a partir de aquí empezó a subirme, subirme… No quiero hablar de él, pero estuvo muy bien», aseguraba.
El siguiente momento que marcó su vida fue su relación con el tenista Manolo Santana.
«Sé que fue un matrimonio a la ligera, él venía de una relación rota que no superó, yo venía de una relación que fue un infierno y nos juntamos dos personas que queríamos convivir, pero creo que ninguno de los dos estábamos preparado para eso… Yo no había vivido nada y cometí el error de quererlo vivir todo con él… Me sentí libre como un pájaro, él me dejaba libertad, pero utilicé esa libertad mal gestionada…», relataba.
A partir de aquí relató los buenos y malos momentos que trajo el nacimiento de su hija.
«Con el nacimiento de Alba me subí al cielo más infinito. Pensé que había acertado y me dedique en cuerpo y alma a ella, y a su padre». A partir de ahí «voy bajando escalones, escalones… Hasta que llegamos a separarnos y esa separación me llevó al punto de partida otra vez… Perdí el timón de mi vida, tuve que renunciar a la persona que más quería en mi vida y pensé ‘me he vuelto a equivocar'», aseguraba.
«Fueron años muy difíciles, muchos años, fueron casi diez años… Me propuse seguir adelante para conseguir lo único que me importaba… Empecé a subir poco a poco, me fui a vivir con mi hermana a Granada… Tenía casa no tenía problemas… No lo recuerdo bien, sé que viví en Granada, en la Moraleja… y en otras casas que me iban dejando… No fui feliz en ningún momento…», decía.
Tras confesar que estuvo sin dinero y que se tuvo que alejar de su hija, Mila relataba cómo la situación empezó a mejorar.
«Raúl Prieto me salvo la vida. Me llamó para ofrecerme colaborar en ‘Aquí hay tomate’ y me cambió la vida, luego llegó ‘Crónicas Marcianas’ y todo fue mucho mejor. Pude recuperara a Alba»
Sobre sus nietos decía, «Ellos son lo mejor que tengo en la vida, nunca pensé que nadie me llamaría abuela. Quiero que se sientan muy orgullosos de mí»