Se trata de un síndrome, generalmente, de carácter crónico o progresivo, provocado por diversas enfermedades que afectan a la memoria, el pensamiento, el comportamiento y la capacidad para realizar las actividades cotidianas
Un diagnóstico precoz, dar atención personalizada a los pacientes y poder ayudar a los cuidadores para poder atender a sus familiares son las claves principales de la que se considera la ‘epidemia del siglo XXI’
El Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín, centro adscrito a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, dispone de cuatro consultas monográficas de demencia en las que atiende al año una media de 600 pacientes en primera visita. La demencia es un síndrome, generalmente, de carácter crónico o progresivo, provocado por diversas patologías que afectan a la memoria, el pensamiento, el comportamiento y la capacidad para realizar las actividades cotidianas.
Aunque no tiene tratamiento curativo, sí se trata tanto con medicamentos como con medidas no farmacológicas que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente, así como la de sus familiares y cuidadores. Ante la enfermedad del Alzheimer, cuyo Día Mundial se celebra en este mes de septiembre, se puede realizar una prevención primaria modificando los hábitos de vida desde la edad media de la población, ya que se trata, según indican los especialistas, de la ‘epidemia del siglo XXI’.
Desde el Hospital Dr. Negrín, los especialistas apuntan a la necesidad de continuar trabajando en acciones que permitan sensibilizar a la sociedad sobre una patología con más de 46 millones de personas afectadas a nivel mundial. Se calcula que se diagnóstica un nuevo caso cada 3 segundos. España es el tercer país del mundo con mayor prevalencia de demencia, concretamente, un 6,3% de los mayores de 65 años. En lo que respecta a la comunidad autónoma de Canarias, hay alrededor de 20.000 pacientes que sufren esta patología.
Por otra parte, el ejercicio físico aeróbico, una dieta cardiosaludable y estimulación cognitiva ayudan a reducir los factores de riesgo vascular (HTA, diabetes, obesidad…), aumentando, de esta forma, la reserva cognitiva, es decir, la resistencia de nuestro cerebro frente al deterioro, y como consecuencia se podría llegar a reducir la incidencia de esta patología hasta en un tercio.