Más del 99% de los niños y niñas con discapacidad visual estudian en centros ordinarios, con el apoyo de la ONCE y las Administraciones Educativas y con todos los materiales perfectamente adaptados
Un total de 323 estudiantes ciegos o con discapacidad visual grave de la Comunidad Canaria regresan en estos días a las aulas junto al resto de sus compañeros. Para garantizar su absoluta normalización, alrededor de 17 maestros y maestras se encargarán de ofrecer una atención educativa individualizada en función de las necesidades de cada estudiante.
Más del 99% de este alumnado estudia en centros educativos ordinarios, en los que cuentan con el apoyo de los Equipos Específicos de Atención a las personas con discapacidad visual, fruto de los convenios de colaboración entre la ONCE y las diferentes Administraciones Educativas.
Estos cerca de 17 maestros y maestras (5 de ONCE y 12 de las Administraciones) son el profesional de referencia o coordinador del Plan Individual de Atención Educativa del alumno o alumna asignado en cada zona, con una cobertura que arranca con el nacimiento -con un programa de atención temprana- y sigue con la Educación Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria, Formación Profesional, Bachillerato y Universidad, e incluso en la etapa adulta si se trata de estudios reglados.
De esta manera, en el presente curso 2019/20, su actividad dará cobertura a esos 323 estudiantes ciegos y deficientes visuales de Canarias, entre los que se incluye el alumnado con sordoceguera u otras discapacidades asociadas a la visual.
Por nivel educativo, se reparten de la siguiente manera: 46 escolares comienzan la Educación Infantil; 55 están escolarizados en Educación Primaria; 43 han llegado a la Educación Secundaria Obligatoria; 10 cursan Bachillerato; 14 se preparan en la Formación Profesional; 17 se enfrentan a la Universidad; y 138 están inscritos en otro tipo de enseñanzas.
La labor de los Equipos Específicos está coordinada desde los cinco Centros de Recursos Educativos (CRE) que la ONCE tiene en diferentes puntos de España para una cobertura global: Alicante, Sevilla, Pontevedra, Barcelona y Madrid. En el caso de Canarias, la atención se presta desde el CRE de Madrid.
Intervención integral e individual
La tarea del maestro o maestra consiste en valorar al alumnado y elaborar una propuesta de intervención aplicada individualmente. Esto requiere la coordinación con otros profesionales, tanto pertenecientes a la ONCE (Técnico de Rehabilitación, Instructor en tiflotecnología y braille, Psicólogo, Pedagogo, Monitor de ocio y tiempo libre, Coordinador de Animación Sociocultural y Promoción Deportiva, Trabajador Social, y/o los especialistas en las áreas de especial dificultad como Matemáticas, Música, Educación Física, Ciencias, Tecnología, etc.), como pertenecientes a las administraciones (orientadores, maestros en pedagogía terapéutica, tutores de aula o especialistas, etc.).
En función de las necesidades, el desplazamiento a los centros donde se escolariza el alumnado con ceguera o deficiencia visual es imprescindible para poder llevar a cabo sus actuaciones, una labor habitual de estos profesionales que se conocen a veces como maestros itinerantes, con visitas diarias, semanales, quincenales o trimestrales, en función de las necesidades.
Las áreas de intervención son muy diversas y arrancan con los primeros años y las instrumentales básicas (alfabetización y enseñanza del sistema braille) para recorrer el uso de la tecnología (adaptada en cada caso), autonomía personal (orientación y movilidad), competencia social, ajuste a la discapacidad, estimulación visual, adaptación de materiales de todo tipo, información y dotación de recursos y materiales, transcripción de textos a braille o sonido, etc.
Y con las familias
La labor de los profesionales de los Equipos Específicos, fruto de los convenios de colaboración entre la Administración Educativa y la ONCE, no solo se desarrolla con el alumnado y los centros donde se matriculan, sino también con las familias de este alumnado, prestando información sobre las necesidades y capacidades de sus hijos e hijas, así como del trabajo que se está realizando, aportando los recursos humanos y materiales necesarios para que la inclusión de este alumnado sea una realidad, también desde casa.
La inclusión del alumnado con ceguera o discapacidad visual en el ámbito escolar es una realidad en la que toda la comunidad educativa está inmersa. Por ello, es necesario que los recursos didácticos y herramientas tecnológicas utilizadas en los centros respeten los principios de accesibilidad y diseño para todos.