La federación ecologista canaria reconoce la relevancia de la declaración de emergencia climática realizada por parte del Gobierno de Canarias el pasado viernes y entiende que se trata de un ejercicio de consciencia y responsabilidad. No obstante, considera que sin la adopción de medidas concretas y políticas públicas a la altura de los retos que enfrenta el archipiélago en materia medioambiental de poco servirá dicha declaración.
“Con este paso el ejecutivo autonómico admite la urgencia de implementar medidas para hacer frente a una crisis climática que ya está poniendo en serio peligro la salud y seguridad de la sociedad canaria. Pero las palabras que componen la declaración deben convertirse en hechos reales y cuantificables. En compromisos serios y vinculantes”, afirma Noelia Sánchez portavoz de la red de colectivos ecologistas.
La mayor frecuencia e intensidad de fenómenos metereológicos adversos, la proliferación masiva de cianobacterias en nuestras playas y las dimensiones del reciente incendio de Gran Canaria, son sólo algunas de las evidencias manifiestas de una realidad que está aquí y que va a formar parte de nuestra cotidianeidad con mayor frecuencia. Si bien desde Ben Magec-Ecologistas en Acción ven con buenos ojos la propuesta de La Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial, de impulsar La Ley Canaria de Cambio Climático así como de desarrollar planes de acción que sirvan de hoja de ruta y encomendar la elaboración de un estudio de riesgos y vulnerabilidades para Canarias, alertan sobre la limitación de tiempo para acometer las medidas y la necesidad de transversalización de las mismas. “Los masivos incendios forestales a escala global de este verano y el mayor deshielo están aumentando la velocidad de liberación de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a la atmósfera, por lo que estamos acortando exponencialmente el tiempo de respuesta, que en octubre del año pasado el Panel Intergubernamental de Cambio Climático situaba en 12 años”. Además, afirman, “es necesario divulgar cómo funcionan los bucles de retroalimentación positiva: la elevación de la temperatura que produce la emisión de GEI desencadena fenómenos que generan aún más calentamiento, lo que a su vez aumenta las emisiones masivas de estos gases”. Es por eso que no sólo es necesario avanzar ágilmente en los procesos legislativos y estudios a medio plazo, urge también implementar medidas inmediatas de reducción del consumo energético y de recursos, promover la eficiencia en todos los ámbitos y dotar de medios a iniciativas que ya están trabajando en esta línea, como el Pacto de los Alcaldes, entre otras.
En cuanto a la transversalidad, afirman que la declaración de emergencia climática viene a cuestionar el actual modelo de desarrollo del archipiélago, sustentado en proyectos que intensifican las emisiones de GEI y comprometen la conservación de la biodiversidad y el territorio. “Entendemos que declararnos en emergencia climática va a implicar una moratoria turística, urbanística y de infraestructuras, así como el fomento de la soberanía alimentaria”. Desde la portavocía de la federación ecologista se apunta que el principal sector económico de las islas, el turismo, precisa del medio de transporte que más contribuye al problema, el avión. Además, el abandono del campo y la dependencia de la importación de productos agroalimentarios del archipiélago son casi totales, a pesar de que los cambios de uso de suelo son la primera causa de emisiones globales de GEI. “Esta declaración requiere del compromiso de todas las consejerías y la redefinición de nuestro modelo de desarrollo”, manifiestan.
Por otra parte, señalan que es un riesgo para la salud e integridad humana amenazar el equilibrio de los ecosistemas de los que depende nuestra supervivencia. En este sentido “llama la atención la incoherencia e irresponsabilidad que supone continuar con proyectos desarrollistas altamente perjudiciales para el medio natural, sometiendo a mayor presión el sistema dunar de Corralejo y La Tejita o apostando por macropuertos como el de Agaete o Fonsalía, este último en una zona de gran biodiversidad marina con presencia de cetáceos, tortugas y sebadales, o permitiendo la construcción de nuevos hoteles en lugares como Arico, por citar sólo algunos ejemplos. La conservación de los ecosistemas canarios es la mejor baza con la que cuenta el archipiélago para la adaptación al cambio climático”, apunta la portavoz.
Para la federación ecologista la única salida realista a la crisis climática es responder a esta emergencia como sociedad inteligente y madura, aceptando que nuestra seguridad y supervivencia pasan por decrecer en los sectores más contaminantes y apoyar aquellas actividades respetuosas con el medio, poniendo en el centro la calidad de vida de la ciudadanía canaria frente al crecimiento irracional, con criterios de justicia social y ambiental.