Utiliza el método de evidencia física, que precisa tiempo para poder ofrecer una causa rigurosa a pesar de la demanda ciudadana por conocerla durante el incendio o apenas haya sido controlado
El Cabildo de Gran Canaria cuenta con una Brigada de Investigación de Fuegos Forestales (BIFF) que investiga el cien por cien de los fuegos forestales, sean conatos o incendios, que se producen en la isla y resuelven la práctica totalidad con su método de evidencia física, lo que la sitúa a la cabeza del país junto a las de Madrid, Cataluña y Valencia.
El inspector coordinador de la BIFF, Juan Carlos Santana, y su equipo reprodujeron hoy un escenario de investigación para explicar el proceso de investigación de un fuego dada la demanda informativa por saber la causa de los últimos incendios acaecidos en Gran Canaria, como no podía ser menos, pero que sin embargo choca con la necesaria prudencia y tiempo para determinar dicha causa, sujeta a los pasos del riguroso procedimiento, sin perjuicio de que será informado en cuanto sea posible.
En primer lugar, Santana explicó que la BIFF trabaja en estrecha y constante colaboración y coordinación con la Guardia Civil, de manera que las conclusiones siempre son conjuntas, pues cada cuerpo tiene sus competencias, unas más relacionadas con las evidencias físicas y otras, por ejemplo, con la toma de testificales, y en otros casos se distribuyen las acciones, todo dependiendo del incendio y sus circunstancias.
El trabajo de la BIFF de Cabildo de Gran Canaria, único en contar con ella, comienza cuando pasa la fase peligrosa de los incendios, pues el primer deber de los agentes de Medio Ambiente que la forman es actuar en la extinción, evacuando personas como sucedió en 2017 para salvaguardarlas confinadas en la base militar, o como jefes de sectores durante la extinción una vez puestas a salvo las vidas más en riesgo.
En cuanto la situación lo permite comienza un trabajo que consiste en rebobinar la secuencia del incendio. “Es como un ser vivo, nace, crece y muere”, explicó Santana, quien agregó que se trata de desandar el camino andado por las llamas hasta llegar al punto de origen, ello lo hacen con un estudio topográfico del lugar, el modelo de incendio, el tipo de combustible vegetal y la climatología del día.
Con la ayuda de banderillas rojas y blancas, y leyendo el avance, la intensidad y gradientes de daño en piedras, ramas y el terreno, logran llegar al lugar de inicio para descubrir el foco y el medio de ignición.
Lo primero que hacen es acordonar la zona y trazar calles de 50 centímetros que estudian milimétricamente con lupas, detectores de gases, de temperaturas e incluso imanes, hasta dar con la causa.
Aunque logren un primer indicio evidente, incluso ello hay que acreditarlo, y hasta que no haya sido probado no es una conclusión válida ni para la justicia ni para ser informada a la sociedad.
De la misma manera que en este gran incendio forestal la población ha tomado conciencia de la magnitud de los fuegos en este siglo XXI y de la complejidad de enfrentarse porque al final es un acontecimiento en el que la naturaleza muestra su superioridad, la BIFF pide tomar conciencia de que el trabajo para determinar una causa es laborioso y puede tomar incluso varios meses, por no decir años cuando se trata de intencionados y recurrentes.
Con todo, el objetivo siempre es lograr determinar el origen, la causa, la motivación y a ser posible el autor.
“Pedimos a los medios a la sociedad un poco de paciencia y el tiempo que nos permita trabajar para tener conocimiento cierto de la causa, porque el procedimiento es laborioso y garantista, y porque la precipitación solo induce a error, algo que la Administración no se puede permitir.
El Cabildo de Gran Canaria constituyó esta brigada como medida preventiva porque solo conociendo la causa se pueden tomar medidas para prevenirlas, subrayó el inspector, quien subrayó que la causa natural no ha sido acreditada nunca en Gran Canaria, ya que el cien por cien tiene detrás una causa humana, y de ellas la mayoría son por imprudencia y las menos las intencionadas.
Las imprudentes son por actos humanos en los que no se respetaron las medidas objetivas de seguridad, en la mayoría de las ocasiones por actividades de riesgo como el uso de maquinaria en temporada de riesgo de incendio forestal, por lo que el Cabildo no cesará en su empeño de lograr que la sociedad tome conciencia de que vivimos en una era en la que los fuegos forestales son un riesgo real.