Entre lágrimas y con abrazos sinceros a todos los voluntarios, al personal de la Residencia Escolar Manuel Sosa, al alcalde Teodoro Sosa y a los concejales del Ayuntamiento galdense, este jueves 22 de agosto, los últimos vecinos desalojados por el incendio regresaron a sus casas tras el esperado anuncio de apertura de la GC 220 a partir del pk 15,5 que permitió la entrada a los barrios de Juncalillo, El Tablado,La Gloria y Barranco Hondo.
Una mezcla de alegría por el regreso a sus hogares por el que han esperando tantos días y al mismo tiempo, de emoción contenida en el momento de las despedidas de las personas que en esta última semana han estado pendientes de ellos, en todo momento, acompañándoles en esos duros momentos desde que abandonaron sus casas por el fuego, algunos de ellos, por segunda vez consecutiva.
“Nos hemos sentido queridos, atendidos y cuidados, como en familia, y solo tenemos palabras de agradecimiento” contaba entre lagrimas doña Encarnación del barrio de La Gloria, que junto a su marido Leonardo, recogía sus últimas pertenencias de camino a los vehículos de Cruz Roja y Protección Civil que esperaban en las puertas para llevarlos de vuelta a casa, pasadas las tres de la tarde.
Con caras de cansancio por la espera pero con palabras de gratitud por la excelente acogida se ponía fin a unos días que como recordaba María Eugenia quedarán para siempre en el recuerdo de todos los que en esta Residencia Escolar hemos vivido estos momentos de angustia y larga espera, pero con la satisfacción de que no estábamos solos.
Aquí hemos compartido las alegrías de los vecinos que salieron desde el miércoles cuando se permitió la entrada a Saucillo, Caideros y Fagagesto y la pena de los que aún tuvieron que esperar otras 24 horas, antes de regresar a sus casas y poder comprobar el estado de las mismas, contaban emocionados los hombres y mujeres voluntarias que con un hasta pronto se despedían de ellos y les deseaban la mayor de las suertes al reencontarse nuevamente con sus barrios, sus hogares, sus tierras y sus animales a los que tanto han echado de menos.
Dentro de la Residencia Escolar, en el comedor donde tantas horas han estado, con la televisión encendida, oyendo las últimas noticias del incendio, se palpaba la tristeza por la despedida pero sintiendo esa grata satisfacción de la solidaridad que llena más al que la da que a quien la recibe. Y es que aunque el cansancio ha hecho mella en ellos, en todos los voluntarios, en el alcalde y concejales que se han desvivido por atender a sus vecinos , toda la sociedad galdense ha vivido el día a día de cerca sintiendo en la propia piel la terrible noticia de dos incendios muy seguidos en el tiempo y el desalojo de sus vecinos de las medianías.
Como no recordar la alegría y el buen humor de don Juan Martin de Barranco Hondo, con la sabiduría de la gente del campo, la solidaridad de los profesionales del centro de Salud prestando la asistencia necesaria a quienes lo necesitaban, la atención a don Santiago para que no dejara de ponerse su insulina, la despedida de la niña Xaila que agradeció a todos la acogida que han dado a sus padres y hermanas, cantando su Bolero para Gáldar, las charlas en la cocina, decidiendo los menús del día, las idas y venidas de las habitaciones y a las zonas comunes, la llegada de los alimentos y productos que de forma altruista aportaban las empresas y tiendas del municipio. Porque todo sumaba.
Y así, con esas vivencias y con mucha emoción se despedían de ellos, y como no lo hacían también de Luisito, una de los perros que ha vivido estos días también en la Residencia junto a Juan Jesús Martín, de El Tablado, que ha vivido junto a otros jóvenes esta experiencia de ser desalojado por el fuego en la zona alta de Gáldar y que se han podido refugiar y encontrar consuelo en esta y en otras tantas mascotas.
Ahora queda el encontrarse con sus propiedades, sus fincas, sus animales, y sus viviendas, pero sabiendo que seguirán contando con el estimable apoyo de sus vecinos y su Ayuntamiento que mañana mismo mantendrá abierta la oficina municipal de atención al vecino en Caideros para atender a todos los afectados por este fuego.
La Residencia Escolar Manuel Sosa cierra sus puertas y pone fin a una triste noticia que ha conmocionado a toda la sociedad grancanaria pero que ha dejado imágenes y vivencias para el recuerdo en este municipio, que ya forman parte de su memoria colectiva.