El candidato a la Presidencia del Gobierno propuesto por el rey Felipe VI, el socialista Pedro Sánchez, se someterá desde este lunes a la sesión de investidura cuyo resultado es incierto, al desconocerse aún el sentido del voto de algunos grupos.
La sesión de investidura, prevista en el artículo 99 de la Constitución y regulada en los artículos 170 a 172 del Reglamento del Congreso de los Diputados, comenzará a las 12.00 horas con la intervención del candidato a presidente del Gobierno, que expondrá ante la Cámara el programa del Gobierno que pretende formar y solicitará al Congreso la confianza para hacerlo.
Finalizada la intervención de Sánchez, la sesión se suspenderá para reanudarse con los representantes de los grupos parlamentarios para plantear su posición, durante un máximo de 30 minutos. El candidato a la investidura les responderá, y podrá hacerlo uno por uno o de forma agrupada. La segunda intervención de los grupos parlamentarios será, de acuerdo con los tiempos reglamentarios, de 10 minutos.
Una vez acabado el debate se realizará la primera votación, que tendrá lugar el martes 23. La votación es pública por llamamiento, es decir, se nombra a los diputados uno a uno, por orden alfabético a partir de un parlamentario elegida al azar, para que en voz alta digan sí, no o abstención a la investidura. En esta primera votación el candidato necesita el apoyo de la mayoría absoluta de la Cámara, es decir, 176 diputados, para ser elegido presidente del Gobierno.
Si no la obtiene, se realizará una nueva votación pasadas 48 horas. En este segundo debate, que tendría lugar, en su caso, el jueves 25, el candidato tendrá 10 minutos para pedir el respaldo de la Cámara, y los representantes de los grupos parlamentarios dispondrán de cinco minutos. En esta votación, el candidato será investido presidente si obtiene mayoría simple, más votos a favor que en contra.
En caso de que Sánchez no obtuviera la confianza de la Cámara podrían tramitarse sucesivas propuestas siguiendo el mismo procedimiento: el Rey, tras consultar a los representantes de las formaciones con escaño en el Congreso, propondría candidato a través de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Si en dos meses desde la primera votación no se hubiera investido presidente del Gobierno, el Rey disolvería ambas Cámaras y convocaría nuevas elecciones con el refrendo de la presidenta del Congreso.