El recibo de la electricidad de un consumidor medio alcanza 34,05 euros en lo que va de julio, lo que supone una caída del 7,2% con respecto al mismo periodo del año pasado, cuando costó 36,70 euros.
Sin embargo, según el simulador de la factura de la electricidad de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), con respecto a junio el recibo sube un 4%, puesto que en los 16 primeros días del mes pasado alcanzó los 32,74 euros.
De esta manera, en términos mensuales el recibo vuelve a subir en julio, tras bajar en mayo y junio y subir en torno a un 1% en abril, mes en que acabó con la tendencia bajista experimentada desde el pasado mes de octubre, que solo se vio interrumpida en diciembre, cuando subió levemente.
El cambio de tendencia de octubre se produjo gracias a que el Ministerio de Transición Ecológica decidió durante ese mes suspender durante seis meses la aplicación del impuesto del 7% a la generación eléctrica, medida que supuso una rebaja de alrededor del 4% en la factura, pero que dejó de estar vigente a mediados de abril.
En cuanto a la evolución del coste de la electricidad con respecto al año pasado, si julio cierra finalmente a la baja serán ya tres meses de descensos tras subir en abril y marzo. Anteriormente, bajó un 1,3% en febrero, caída que se produjo después de la subida del 5,7% experimentada en enero tras bajar también en diciembre, mes que rompió con los incrementos registrados desde mayo.
Dicha evolución del precio de la luz se corresponde con la factura de un consumidor medio con una potencia contratada de 4,4 kilovatios (kW) y una demanda anual de 3.900 kilovatios hora (kWh).
Estas oscilaciones en el precio de la electricidad se producen básicamente por las variaciones en el coste de producción, que se incrementa cuando hay poca aportación de fuentes de generación renovable como el agua y el viento y mucha de fuentes fósiles más caras, especialmente el gas o el carbón. También se ven afectados por otros factores como el precio del petróleo.