El quinto encierro de San Fermín ha tenido lugar este jueves en medio de una situación nunca antes vivida hasta ahora: el enfado de muchos mozos que no están conformes por cómo se está desarrollando el tradicional festejo. Esto les ha llevado a protagonizar una sentada minutos antes de que el cohete anunciara la salida de los toros.
Los corredores se quejan de que los encierros ya no son como antes debido, en parte, a que los cabestros vienen entrenados, van delante de la manada, y eso evita que los mozos se puedan meter entre los animales protagonizando carreras mucho más vistosas y arriesgadas.
Según denuncian, los ganaderos entrenan a los cabestros haciéndoles correr durante meses, para que en Pamplona lideren la manada, a diferencia de lo que ocurría hace años.
Esto, sumando al antideslizante que vierten previamente sobre las calles, hace que toda la manada vaya unida, no queden toros rezagados y, por tanto, las carreras estén «adulteradas».
«Es un clamor que el encierro actual está totalmente adulterado, las quejas entre los que corremos son unánimes y por eso decimos basta de desnaturalizar el encierro. Para los que hemos conocido otro encierro donde los toros se podían correr, ponían emoción y hacían de este acto algo único e impredecible. Lo vivido estos últimos años nos resulta una farsa y un engaño. Basta de bueyes entrenados y ocupando el espacio del toro, basta de toros con un entrenamiento condicionado a ir en manada», asegura un mensaje de WhatsApp que ha corrido como la pólvora entre los mozos.
Minutos más tarde, ha tenido lugar el quinto encierro donde, de nuevo, ningún toro ha quedado rezagado. Un corredor ha resultado herido.