Unas padres denuncian cómo la justicia dio por muerto a su hijo, presente en el juicio

Una negligencia médica provocó que Ángel Basilio acabara con un 83% de discapacidad. Sin embargo, el cúmulo de despropósitos que ha sentenciado su vida no termina con su enfermedad, ya que la propia justicia le ha dado por muerto a pesar de que el menor cumplirá 18 años en los próximos días.

Ahora, después de que los juzgados de lo penal hayan archivado su causa, la familia se encuentra inmersa en la batalla por la vía civil.

En su trágico relato a ‘El Mundo‘, su madre, Salobrar de Matías cuenta cómo, pese a que el muchacho asistió al juicio en el que se denunció a la médico de atención primaria que estuvo tratándole durante años en Manzanares el Real sin derivarle al especialista, «la Justicia le dio por muerto».

En concreto, el auto dictado por la Audiencia Provincial de Madrid con fecha 16 de abril de 2018,  en el que se desestimó abrir un proceso penal contra la doctora, se refieren a su hijo como el «menor fallecido.

La historia se remonta una década atrás, cuando el pequeño Ángel con tan solo siete años de edad fue diagnosticado por la doctora denunciada, que no era pediatra, de una sinusitis de la que estuvo tratándolo durante un año entero con antibióticos. La enfermedad no remitía.

Finalmente, un día mientras iban de camino al colegio a sus ocho años de edad, «Ángel se mareó, perdió el conocimiento y empezó a convulsionar». Fue entonces cuando su madre le llevó a urgencias, desde donde le trasladaron a un hospital de Madrid capital.

El informe de aquel día recogía una «sinusitis crónica en tratamiento», la única vez que se refirieron a esa patología, y se iniciaban 30 días de diagnósticos fallidos que acabaron en un operación que llegaba demasiado tarde, porque la infección ya había alcanzado su cerebro.

El cirujano otorrinolaringólogo reconoció en sede judicial haber operado una «sinusitis esfenoidal muy complicada» que había alcanzado el hueso, y el responsable de la UCI le dio pocas probabilidades de sobrevivir.

Sin embargo lo consiguió, incluso pese a recibir «unas dosis de fenobarbital muy por encima del rango de cuantificación de la técnica, lo que implica un alto riesgo de toxicidad». Un tratamiento que según alertaba el laboratorio de farmacología del hospital debía suspenderse «y vigilar los signos de toxicidad».

Tras tres meses de ingreso en la UCI pediátrica, la madre cuenta cómo les devolvieron «un niño que no nos reconocía, que estaba gritando todo el tiempo, que le daban ataques y al que no podemos dejar solo ni de día ni de noche».

Ahora, en su día a día, Ángel es completamente dependiente. Según su relato, «el pasado verano se tiró por la ventana desde el balcón de cuarto piso, a las 2 de la mañana».

En este escenario, la familia de Ángel no ha desistido en la batalla judicial y han reclamado tanto lo que sucedió durante el ingreso hospitalario como la asistencia que recibió en atención primaria.

Pese a que los juzgados de lo Penal han decretado el archivo de la causa, su abogado Carlos Sardinero García, que colabora con la Asociación El Defensor del Paciente, ha iniciado la vía civil.