Una madre británica salvó la vida de su hijo de ocho años después de que el menor regresara de una excursión con una extraña marca en su brazo.
El pequeño Ewan acudió junto a sus compañeros a una granja en Jersey, Reino Unido, en una actividad de clase.
Durante la visita, el niño tropezó y cayó al suelo. Cuando regresó a su casa tenía una extraña marca rojiza en uno de sus brazos. «Las heridas no parecían infectadas», comentó la madre en Facebook, «pero se habían hecho más grandes, así que me preocupé», matizó.
Pocos días después, el sarpullido de la piel se acentuó y la preocupada madre decidió acudir al médico para tratar al pequeño. «Cuando el doctor lo vio, me elogió por reconocerlo y llegar lo antes posible».
El pequeño tenía sepsis, una fatal dolencia de la sangre que se origina cuando el cuerpo, como respuesta a una infección, genera una inflamación que, en los casos más graves, provoca un fallo agudo de otros órganos.
«Los antibióticos están funcionando», señala Alexandra, que alerta a otros padres que «si ven esta línea roja que sale de una herida a lo largo de la vena, vaya al médico inmediatamente».