El ladrón logró escapar con 16.000 shekels.
Una semana después, el mismo hombre apareció en otro banco y exigió el dinero de la misma manera que lo había hecho antes. Logró escapar con 12.000 shekels.
Tras lograr identificar al sospechoso, la policía procedió a su arresto. El hombre contaba con un largo historial criminal, incluso ya había estado en prisión anteriormente.
Durante la investigación, los agentes llegaron a la conclusión que la granada de mano con la que amenazó a los cajeros era en realidad un aguacate pintado de negro.