Hablar de abarcas menorquinas es sentir la esencia del Mediterráneo en todo su esplendor. Es un producto que en sí mismo describe a toda una región, y que denota como lo artesanal, transmitido de generación en generación, puede mantenerse vigente y adaptarse a los nuevos tiempos
El queso Mahón, la sobrasada o la ginebra son productos que automáticamente nos remotan a Menorca, pero hay uno que no sólo nos remonta, sino que representa su más pura esencia, su historia: las abarcas menorquinas.
En general las abarcas, también denominadas albarcas, son un calzado rústico cuyo componente principal es el cuero crudo. Sólo cubren la planta de los pies y se aseguran con tiras, una gruesa sobre el empeine y una más fina en la parte del tobillo.
Las menorquinas son bastante resistentes, ya que así fueron concebidas desde tiempos inmemoriales para hacer frente al suelo pedregoso de la isla y las faenas laborales que eran muy fuertes.
4Para todos los gustos
Aunque mantiene la esencia de los tiempos antiguos, las abarcas en la actualidad han ido adaptándose a las tendencias modernas con innovaciones en cuanto a materiales, colores y estampados, con cambiantes diseños en dibujos y troquelados.
Hay abarcas menorquinas para todos los gustos. Son muy demandadas las de mujer, ya que aparte de ser muy cómodas, son hermosas y se adaptan a looks veraniegos que a ellas les encantan. Como parte de las innovaciones en diseños pueden encontrarse abarcas con toques vintage en plata envejecida, por ejemplo.
Para los hombres también hay abarcas menorquinas con diseños desenfadados, sin perder el carácter. Se pueden conseguir tipo alpargata o sandalias de yute muy cómodas y resistentes para sacarle el mejor provecho a las salidas veraniegas.
Las hay para niños, incluso, para bebés las cuales son elaboradas con una selección de pieles suaves y confortables. Una ventajas del diseño de las abarcas originales para los más pequeños es que es imposible que se les salgan por el ajuste de la tira reforzada, aparte para ellos también son bastante cómodas, así que es raro no ver a un pequeño de Menorca que no lleve sus abarcas puestas en las salidas al parque, el campo o la playa.