Hablar de abarcas menorquinas es sentir la esencia del Mediterráneo en todo su esplendor. Es un producto que en sí mismo describe a toda una región, y que denota como lo artesanal, transmitido de generación en generación, puede mantenerse vigente y adaptarse a los nuevos tiempos
El queso Mahón, la sobrasada o la ginebra son productos que automáticamente nos remotan a Menorca, pero hay uno que no sólo nos remonta, sino que representa su más pura esencia, su historia: las abarcas menorquinas.
En general las abarcas, también denominadas albarcas, son un calzado rústico cuyo componente principal es el cuero crudo. Sólo cubren la planta de los pies y se aseguran con tiras, una gruesa sobre el empeine y una más fina en la parte del tobillo.
Las menorquinas son bastante resistentes, ya que así fueron concebidas desde tiempos inmemoriales para hacer frente al suelo pedregoso de la isla y las faenas laborales que eran muy fuertes.
3Marca de garantía
Las abarcas menorquinas originales que han sido elaboradas con suela de neumático reciclado, piel natural y que han sido cosidas con hilo encerado grueso llevan desde el 2010 la etiqueta «Avarca de Menorca» y el indicativo «Producto hecho en Menorca», lo cual es un aval de que el calzado es de excelente calidad.
Este sello de calidad permite diferenciar rápidamente las abarcas menorquinas que han cumplido las exigencias para su correcta elaboración, de aquellas que han sido fabricadas en otra zona de España o fuera del país e incluso de las sandalias elaboradas en Menorca, pero sin cumplir con los parámetros reglamentarios.
La etiqueta «Avarca de Menorca», que además asegura el origen geográfico del producto, tiene como aval el trabajo de una comisión técnica que supervisa la concesión de las autorizaciones del uso de esta marca.
Las empresas que identifican su calzado con esta etiqueta dejan por sentado que están cumpliendo con las pautas establecidas en el reglamento aprobado por el Consell Insular de Menorca hace nueve años.