Un votante del 1-O sobre la Guardia Civil: “Tenían una actitud chulesca, jugando con armas, incluso nos orinaron encima”

En total seis ciudadanos, que votaron en el referéndum del 1-O, declararon como testigos la tarde de este miércoles ante el tribunal que juzga el ‘procés’. Uno de ellos relató un episodio que, según afirmó, vivió aquella noche frente al hotel donde se alojaban varios guardias civiles en la localidad de Calella (Barcelona). “Tenían una actitud chulesca, jugando con armas, incluso nos orinaron encima”, afirmó.

Ante la sala del Supremo, Josep Grima, votante en la escuela Pía de Calella (Barcelona), explicó que la noche del 1-O hubo una concentración frente al hotel ‘Vila’, donde se alojaban agentes de la Guardia Civil, y declaró que “un agente de paisano sacó una porra extensible tirando a todo el mundo, incluso a los mossos, me dieron también a mí”. A preguntas de la letrada Ana Bernaola, defensa de Sànchez, Turull y Rull, indicó que “tenían una actitud chulesca, jugando con armas, porras extensibles, nos las mostraban, incluso nos orinaron encima”, afirmó.

“Desde los balcones notamos cómo nos iban cayendo cosas” y “la provocación no era ni mucho menos por nuestra parte”. Por estos hechos, añadió, varias personas, junto a él, interpusieron una denuncia, “de hecho una chica aportó un documento del veterinario porque azotaron a su perro con una porra extensible”. Sobre la presencia de la Guardia Civil en la localidad, el testigo apuntó que los agentes “descargaban las armas a plena luz del día”, lo que generó “muchísimo miedo entre los vecinos”, porque estaban cerca de un colegio.

Sobre la jornada en el centro de votación, destacó que transcurrió con normalidad, mientras atendían con “nerviosismo” y “miedo” a lo que estaba sucediendo en otros lugares. Al igual que en los otros centros, donde votaron los testigos de esta jornada, no se personó la Guardia Civil ni la Policía Nacional, tan solo los Mossos d’Esquadra a quienes un centenar de personas les impidieron acceder al centro, de forma “pacifica”, subrayó “Quizá lo más anecdótico fue que una persona, que manifestó ser de un partido de extrema derecha, enseñó un paraguas que simulaba ser una escopeta para intimidar”.

Por su parte, Josep Marimon, votante en Vilanova del Vallès (Barcelona) donde estuvo desde las 6 de la mañana, aseguró que allí no apreció “ningún incidente de ninguna índole”. Respecto a la presencia de los Mossos d’Esquadra, apuntó que solo vio a los agentes sobre las 10 horas cuando llegaron “unos furgones de mossos”. Preguntado por la Fiscalía si eran antidisturbios afirmó: “Soy antiviolencia total y no se distinguir si llevaban un arma”, tan solo, añadió, “vi una conversación entre los mossos y quienes fueran los representantes”. Sin embargo, no accedieron al centro de votación, “éramos 300 o 400 personas, dudo mucho que si tenían que actuar con proporcionalidad intentaran nada”. En este sentido, rechazó que la gente impidiera el acceso de la policía autonómica, fue una cuestión de “volumen”, indicó.

“SE LLEVARON LAS URNAS A CASA DE RECUERDO”

También declaró Lluis Peris, votante en Llinars del Vallés (Barcelona), donde acudió una pareja de mossos sobre las 7 de la mañana, pero no pudieron acceder al centro porque había 300 personas congregadas. “300 contra dos…decidieron no entrar”, apuntó. Según el testigo, la patrulla estuvo todo el día frente al centro, donde se llegaron a congregar 2.000 personas por el “efecto llamada” de las imágenes que llegaban de la actuación de la Policía Nacional y la Guardia Civil en otras localidades y las declaraciones del delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo. A última hora de la tarde, agregó, los mossos lo volvieron a intentar, pero tampoco lo lograron.

Por su parte, Francesc Joaquim García, reforzó la idea manifestada durante todo el día: “Los mossos no podían entrar al centro por la aglomeración”, pese a que lo intentaron en varias ocasiones.

Montserrat Higueras, que votó en la escuela Pau Casals Gràcia de Barcelona, relató que “era una jornada de júbilo” porque “nos apetecía participar en la fiesta de la democracia”, sin embargo, añadió, cuando empezaron a llegar imágenes de lo que estaba sucediendo en otros centros se generó una “calma tensa”. Allí tampoco se personaron las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, “solo vimos una pareja de Mossos d’Esquadra” que acudieron dos o tres veces.

La última votante en declarar fue María Guadalupe Prades, quien aseguró que “fue una experiencia que recordare toda mi vida porque era un día de ilusión, de emociones, de solidaridad… empañada por las agresiones que sufrieron los votantes en algunos colegios electorales”. Además, reconoció que no le abrieron el paso a los mossos porque era una jornada “histórica” y “era evidente que queríamos votar”.

Tres de los testigos afirmaron, al igual que otros votantes que han declarado en las últimas jornadas, que respondían a Vox por “imperativo legal”. Uno de ellos se identificó como feminista y otro aludió a “cuestiones morales”. El presidente de la sala, Manuel Marchena, le recordó a este último que tenía que contestar a la acusación popular “por el mismo fundamento legal que ha respondido a las defensas y al resto de acusaciones, no puede hacer ningún discurso sobre lo que le parece a usted que un partido político ejerza la acusación popular”.

Además, los seis votantes coincidieron en que desconocían quienes se encargaron de abrir y cerrar los centros de votación. Uno de ellos apuntó que tan solo sabía que “alguien se las llevó a casa (las urnas) de recuerdo”.