Las nueve personas que esta tarde declararon como testigos en el juicio por el proceso independentista en Cataluña coincidieron en la actitud “no violenta” de las personas congregas en los colegios el 1-O y relataron las actividades “lúdicas” que organizaron los propios vecinos la jornada previa. Uno de ellos, Agustí Ferrer, afirmó: “La verdad espero que los haga libres”, en referencia a los procesados, tras ser preguntado por el presidente de la sala, Manuel Marchena, si juraba o prometía decir la verdad.
Durante la sesión de la tarde de este martes declararon como testigos ante la sala del Tribunal Supremo que juzga el ‘procés’ un total de nueve ciudadanos que votaron en el referéndum del 1-O. Sus relatos se centraron en la “no violencia” de las personas que acudieron a votar a los centros durante aquella jornada “auto organizada, lúdica y festiva”.
En concreto, Agustí Ferrer, votante en la comarca de Tarragonés, apuntó que el día anterior “teníamos claro que no íbamos a hacer ninguna acción violenta, en todo caso sentarnos, ponernos delante y hacerles perder cinco o diez minutos”. Esto, agregó, “no lo organizó ningún organismo, ni ANC, ni ninguno, fue la gente del pueblo, dejamos claro que era una muestra de dignidad”. Sin embargo, allí no acudió ni Guardia Civil ni Policía Nacional, tan solo una pareja de mossos que no pudo acceder al local porque había 100 personas congregadas. Precisamente este testigo protagonizó la anécdota de la tarde. Tras ser preguntado por el presidente de la sala, Manuel Marchena, si juraba o prometía decir la verdad, respondió: “La verdad espero que los haga libres, lo prometo”.
Otro de los testigos fue Jordi Cuyás quien relató que votó en Pacs del Penedès (Barcelona), donde la patrulla de mossos tampoco entró porque había un centenar de personas en el centro. “Varias veces intentaron entrar, tres o cuatro veces seguro”, apuntó. Sin embargo, “en ningún momento hubo ningún incidente entre ciudadanos y policías”. Aunque sí hubo incidentes con posterioridad, añadió, ya que tras las detenciones de los procesados, “aparecieron pintadas que decían ‘os mandaremos a todos a Estremera’”.
«LE PARTIERON UN ESCUDO EN LA ESPALDA»
Posteriormente declaró Antonio Taules. Según explicó, votó en la escuela Juventud de la localidad de Callús (Barcelona), donde sobre las 10 horas llegaron “35 o 40 furgonetas de la Guardia Civil”. “Salió el alcalde a recibirlos, me consta que les preguntó si traían orden judicial. Cuando estaba hablando con uno de los mandos, uno de los agentes le golpeó con el escudo, el alcalde cayó de espaldas”. En este momento, “empezamos a gritar: ‘somos gente pacífica, somos civiles no somos terroristas…”, asimismo, continuó, “alguien gritó hijos de puta, fue el único insulto que escuche”. Además, “a una señora le partieron un escudo en la espalda, sé que puso denuncia”.
Hubo un momento que “parecía que bajaba la tensión del ataque, con tanto grito de somos gente pacífica no sé si les llegamos al corazón, pero casi”. Sin embargo, “subieron la tensión, empezaron a arrancar a la gente de muy malas maneras”. “Yo pasé mucho miedo y pude aguantar, pero había gente que no pudo aguantar y salió por su propio pie”. “Allí nadie llevaba ningún tipo de arma, solo estábamos con los brazos levantados, nadie intento agredir”. En este sentido, agregó, a preguntas de la Fiscalía, “nadie agredió a la Guardia Civil, es más yo creo que hasta entre ellos se debieron dar”.
Cuando los agentes accedieron al local se oyeron “gritos de pánico y nos asustamos”, por lo que decidieron llamar al servicio de emergencias, pero no les dejaron entrar. Estuvo allí, aclaró, desde las cinco de la mañana porque “queríamos salvaguardar nuestros derechos”.
A continuación declaró Enric Climent un ciudadano que votó en un colegio de Barcelona, donde no acudió la Guardia Civil ni la Policía Nacional, tan solo estuvieron los Mossos d’Esquadra. “En ningún momento hubo violencia”, aseguró. En el centro estuvo ayudando a organizar las mesas, “para mi era un gran día, así que decidí ir, allí encontré otra gente que pensaba como yo y nos auto organizamos”.
También declaró Dolors Prats. Esta testigo votó en la escuela Ausias March de Barcelona, donde había unas 200 o 300 personas. “Era imposible acceder y dos personas menos”, apuntó sobre la presencia de los Mossos d’Esquadra. Allí estuve todo el día, “era una concentración de gente, de una manera muy lúdica, incluso se llevaron cosas para comer, fue absolutamente normal, nada violento, la gente quería votar”.
Durante su estancia en el centro ayudó a la gente que llegaba, “me apetecía ayudar y allí me quedé”, aunque rechazó saber cómo se organizaba la votación, “creo que se auto organizó”, apuntó. Además, la testigo indicó que se acercó a la pareja de mossos a preguntarles por lo que estaba sucediendo en otros centros, tras ver las imágenes de la actuación policial, porque estaba “muy sorprendida”. “Señora ya somos dos”, le contestó uno de los mossos, resaltó.
“INQUIETUD TRAS LAS IMÁGENES DEL ‘A POR ELLOS’”
Por su parte, Frances Xavier Almirall votó en la escuela Olivera de Cabrils (Barcelona). El dia anterior a la votación “hubo diversas actividades apoyadas por entidades como los scouts del pueblo”, durante este tiempo aparecieron los Mossos d’Esquadra tres veces advirtiendo que el domingo tenía que estar cerrado el centro. “A las cinco de la mañana fuimos muchos vecinos, unos 400, para observar que se podía hacer la votación”.
Una hora más tarde llegó una patrulla de mossos y una furgoneta de antidisturbios que permaneció allí hasta las 10 horas. “Intentaron entrar verbalmente, pero no hubo ninguna acción violenta ni ningún enfrentamiento”. Fue un día “lúdico”, pero también hubo “inquietud”, reconoció, “después de ver las imágenes del desembarco de agentes y las despedidas en los cuarteles con el ‘a por ellos’”. Aun así, agregó, “había una firmeza y un sentimiento de interés por poder votar”.
En línea con los anteriores testigo indicó que se enteró por los medios de la convocatoria del referéndum. “Fue algo espontáneo, la gente preguntaba qué había que hacer para que no se impidiera el referéndum”, recordó.
Otro de los testigos fue Jesús Bicolle, según manifestó votó en el instituto de Sant Vicenç de Castellet (Barcelona), donde celebraron talleres durante la jornada previa al referéndum, una actividad que era “habitual”, afirmó. El 1-O, sobre las 6.15 horas, aparecieron dos mossos, aunque a esa hora, subrayó, no había material electoral visible. “Vinieron tres o cuatro veces más, había unas 150 personas”, pero “no sé por qué no entraron”. “No hubo ningún incidente”, resaltó. Miriam Camp también participó en el referéndum del 1-O y votó en Mataró, aunque también estuvo en un centro de Arenys de Munt, donde residía. Allí no hubo ningún incidente violento, “fue una fiesta, hicimos una paella en la calle principal y estaba todo el pueblo”.
El último en declarar fue Adriano Raddi, un ciudadano italiano que acompañó a su familia a votar a la escuela de la Concepción de Barcelona, él no podía votar porque es ciudadano italiano. Según explicó, estuvo presente en una asamblea del AMPA, de la que forma parte, en la que se decidió realizar actividades durante la jornada previa al referéndum. “La intención era que la escuela no se convirtiera en un campo de batalla”, apuntó. El día de la votación había mucha gente, así que “era muy difícil acercarse al centro”. Allí estuvo una pareja de mossos, pero no acudió ni la policía ni la guardia civil.
Con esta declaración finalizó la jornada de este martes en la que declararon 19 ciudadanos que votaron en el referéndum del 1-O. El juicio se reanudará mañana a las 10 horas.