El hijo de Meghan Markle y el príncipe Harry, octavo bisnieta de la reina Isabel y séptimo en la línea sucesoria de la Corona Británica, nacía este lunes ajeno a la polémica que le rodeaba y fuera del protocolo que suele acompañar a un nacimiento real.
Aunque el alumbramiento sí tuvo lugar en la intimidad, por deseo de sus padres, no fue tal y como hubiera deseado la duquesa de Sussex.
Según la periodista Rebecca English, del ‘Daily Mail’, la exactriz norteamericana no logró dar a luz a su pequeño en casa, como hubiera querido, y tuvo que salir con su marido de su residencia de Frogmore Cottage, en los terrenos de Windsor, donde estaba todo preparado, hasta el hospital en medio del más absoluto secreto y escoltados por Scotland Yard.
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— Rebecca English (@RE_DailyMail) 6 de mayo de 2019
Solo por el secretismo tan absoluto que mantuvo la pareja real se explica que Buckingham Palace informara de que Meghan estaba de parto después de dar a luz. Finalmente, el nacimiento tuvo lugar a las 5:26 horas y lo anunciaron nueve horas después.
En este marco de independencia, la duquesa de Sussex tampoco se dirigió para dar a luz al hospital Saint Mary de Londres, como sí hicieron sus cuñados, los duques de Cambridge Guillermo y Catalina, cuyos tres hijos nacieron, como el mismo Enrique, en el ala privada. Su elección recayó en una clínica privada, que según English podría ser Portland, donde un parto suele rondar las 15.000 libras.
Tras dar a luz, la recién estrenada madre abandonaba el centro hospitalario en un tiempo récord y lejos de las cámaras como había procurado,y a media tarde, el padre orgulloso, el príncipe Harry, comparecía ante los medios en su residencia en los terrenos del castillo de Windsor ante los que se mostraba exultante sin dar el nombre escogido.
Tras el nacimiento del pequeño, falta por ver cómo será su presentación al mundo y si los duques optarán por volver a hacer gala de su independencia. Hay quienes creen que antes de posar ante las cámaras, podrían mostrar al pequeño en su cuenta de Instagram.