En 2050 casi la mitad de los españoles tendrán más de 65 años

En unos pocos años, la mayoría de los que a partir de los 65 ya eran considerados como ‘abuelos’ y ‘abuelas’ será reemplazada por la generación de los ‘baby boomers’, los nacidos entre 1960 y 1975, la generación más numerosa de la historia, a cuyos integrantes, cuando les llegue la edad de jubilación, aún les quedará una larga y activa vida, sin olvidar los obstáculos económicos y de salud que tendrán que superar.

Hoy tuvo lugar en el Deusto Business School, en Madrid, la Mesa de Diálogo ‘Qué significa hoy envejecer’, organizada por la Fundación Edad&Vida, en la que expertos, asociaciones de mayores y representantes de la Administración reflexionaron sobre cómo será envejecer en el siglo XXI, haciendo referencia a un colectivo cada vez más amplio, diverso y heterogéneo, con características y necesidades muy diferentes.

Se espera que en 2050 España sea el país más envejecido del mundo, momento en el que casi la mitad de los españoles habrá cumplido más de 65 años. Pero, además de ser muchos, serán diferentes; tendrán muchas más inquietudes, mejor preparación y una capacidad de influencia y poder de decisión nunca conocidas hasta el momento (ya en las próximas elecciones del 28 de abril representan el 24% de los electores).

Un colectivo ingente con una esperanza de vida de 84 años que, en la última etapa de sus trayectorias, necesitará de servicios asistenciales adaptados a sus nuevos ciclos vitales: cronicidad, pluripatalogías y dependencia, todo un reto para la sanidad y los servicios sociosanitarios (centros residenciales, de día, ayuda a domicilio, etcétera).

La jornada, que tuvo lugar en Deusto Business School, fue inaugurada por el presidente de la Fundación Edad&Vida, Joaquim Borrás, quien destacó cómo todavía hoy, en algunos ámbitos, no se tiene en cuenta la heterogeneidad del colectivo de las personas mayores: “No se evalúa la situación personal de cada persona, su realidad, sus vivencias, sus emociones o, ni siquiera, sus capacidades”.

DEBATE

La periodista científica Pilar Gil Villar fue la encargada de centrar los contenidos y moderar el debate, en el que también intervino activamente el público, sobre lo que significa envejecer hoy en día en un momento en el que se hace más patente la heterogeneidad y aumento de perfiles y necesidades de las personas tradicionalmente denominadas “personas mayores”.

“Uno empieza a envejecer cuando nace”. Con esta frase, la doctora María Victoria Zunzunegui, profesora honoraria de la Escuela Nacional de Sanidad, resumía la necesidad de valorar la trayectoria vital de los individuos en la educación, la alimentación, el entorno. “Hay que prevenir el deterioro cognitivo a lo largo de la vida para aumentar y mantener durante más tiempo la reserva cognitiva; y para eso también es necesario invertir en salud”, agregó.

Finalmente, se abrió un diálogo en el que intervino la coordinadora de la Red de Ciudades Amigables con las Personas Mayores OMS-Imserso, Maite Pozo Querol, encargada de explicar cómo en una comunidad amigable con el envejecimiento, las políticas, los servicios y las estructuras relacionadas con el entorno físico y social de la ciudad se diseñan y reorganizan para apoyar y permitir a las personas mayores vivir dignamente, disfrutar de una buena salud y continuar participando en la sociedad de manera plena y activa.

Por parte de las asociaciones de mayores, el presidente de Ceoma, Juan Manuel Martínez Gómez, hacía referencia a la carta que han enviado a los presidentes de las distintas fuerzas políticas con las reivindicaciones de los mayores, un colectivo que, según sus palabras, “en 2016 gastaron 115.000 millones de euros”. Para el presidente de Ceoma, “hay que prepararse para la jubilación desde la escuela. Es la única forma de que se pueda saber qué es el envejecimiento biológico y psicológico y, de esta forma, prevenir el edadismo”.

Por último, el director del Deusto Business School y coautor del libro ‘La revolución de las canas’, Iñaki Ortega, manifestó que España todavía no está preparada para la revolución que supone la realidad demográfica. “Todo ha cambiado de repente y las estructuras son muy rígidas, incluidas las económicas. Hacen falta iniciativas, públicas y privadas, de servicios inclusivos de salud, ocio, educación, tecnología, urbanismo… de ‘smarthomes’”, señaló.