Los pupilos de Ernesto Valverde lograron un meritorio triunfo en Old Trafford (0-1) tras imponerse al Manchester United en la ida de los cuartos de final de la Champions League. Parece que los culés están cerca de superar esa barrera psicológica que se les ha resistido durante las tres últimas campañas, las cuales han coincidido con la triple corona consecutiva lograda por el Real Madrid en el viejo continente.
El vigente campeón de LaLiga Santander saltó al césped del Teatro de los Sueños con la intención de evitar los cataclismos más recientes sufridos a domicilio en esta competición, tales como la debacle en París (4-0), la hecatombe de Turín (3-0) o el desastre de Roma (3-0). El Barça salió muy enchufado desde el pitido inicial del colegiado, lo que permitió que golpeara primero por instancia de Luis Suárez (el tanto al final fue de Shaw en propia puerta) después de un magnífico envío de Leo Messi.
El problema fue que, una vez lograda la ventaja en el luminoso, los de azul y grana se encerraron atrás, cual táctica numantina, quedando a merced de un Manchester que, por fortuna para los catalanes, tienen pocos argumentos para generar peligro a un Barça que contiene bien, pero que ofrece realmente poco. El centro del campo es una odisea. Después de deleitarnos con Xavi e Iniesta, cualquier cosa en la medular nos sabe a poco. Busquets es la sombra de lo que fue, Arthur sufre mucho frente a un correoso rival como el United (por su físico) y a Rakitic se le nota el desgaste del curso.
Dicho lo cual, Gerard Piqué merece una mención especial. El central blaugrana se independizó de la actuación del resto de sus compañeros y, por mucho que a varios profesionales les duela reconocerlo, fue el mejor de largo del encuentro y, actualmente, es el zaguero más en forma del planeta. Expeditivo, serio, ordenado, correcto, anticipativo y líder. Son varios de los calificativos que se pueden extrapolar de la brillante masterclass que el ‘3’ del FC Barcelona llevó a cabo en la que no hace tanto fue su casa (ganó la Champions con Cristiano Ronaldo en 2008, apeando precisamente al Barça en semifinales con aquel golazo de Paul Scholes).
Todo queda pendiente para la vuelta en el Camp Nou, que se jugará el próximo martes 16 de abril (21:00 horas) en la Ciudad Condal. A priori, los de Valverde no deberían tener muchas complicaciones para avanzar a la siguiente fase del torneo, ronda (semis) en la que, en principio, se verían las caras con el Liverpool de Klopp (un adversario mucho más peligroso que los Diablos Rojos). ¿Será capaz el Barcelona de alzar esa copa tan linda el 1 de junio en el Metropolitano? Pasito a pasito, como la canción.
Si todo sigue el curso lógico de los acontecimientos, el cuadro azulgrana se mediría en semifinales al Liverpool, equipo realmente peligroso, que noqueó al Oporto de Iker Casillas en Anfield por dos dianas a cero (Keita y Roberto Firmino). Por su parte, la Juventus de Cristiano Ronaldo empató a uno en el Johan Cruyff Arena con un testarazo inapelable del crack luso, previo centro excelso de su compatriota Joao Cancelo. Neres devolvió la paridad al luminoso, haciendo justicia porque el verdugo del Real Madrid en octavos fue muy superior delante de su afición al equipo comandado por Allegri. Por último, el Manchester City de Pep Guardiola claudicó en el feudo del Tottenham (1-0) con motivo del tanto materializado por Son, por lo que los celestes tendrán que voltear este resultado adverso en el choque de vuelta en el Etihad Stadium (dichos duelos se jugarán la próxima semana).