Un jurado popular ha determinado que la muerte de Jennifer y Sarah Hart y sus seis hijos adoptivos en marzo de 2018 no fue un accidente y se trata de un suicidio y de un asesinato, informa ‘NY Times’.
En la citada fecha, la familia viajaba en una furgoneta cuando el vehículo se precipitó por un acantilado en Mendocino, al norte de San Francisco (California, Estados Unidos).
La investigación ha concluido que las dos mujeres planificaron su propia muerte y al de sus seis hijos adoptivos, con edades comprendidas entre los 12 y 19 años.
Las mujeres estaban siendo investigadas por maltrato tras una denuncia interpuesta días antes de los funestos acontecimientos.
“Creo que tanto Jennifer como Sarah sucumbieron a mucha presión. Sucedieron muchas cosas en sus vidas, hasta el punto en que tomaron esta decisión consciente de poner fin a sus vidas de esta manera y quitarles la vida a sus hijos», señaló el teniente del alguacil, Shannon Barney.
Los cuerpos de la familia fueron encontrados en días diferentes, algunos dentro del vehículo, otros fuera, e incluso uno se recuperó otro del fondo del mar.
En uno de los teléfonos de una de las mujeres, la policía encontró las búsquedas relacionadas con los suicidios. Por otra parte, los análisis de sangre realizados a los fallecidos revelaron la presencia de Benadryl, un antihistamínico que induce al sueño.
Las pruebas forenses también revelaron un alto grado de alcohol en la sangre de Jennifer Hart, quien rara vez bebía, y quien supuestamente conducía la furgoneta.