Comercializada con nombres de animales o seres a los que se presupone gran energía, las bebidas energéticas contienen sustancias estimulantes que combaten el cansancio y aportan resistencia física. Según el último informe del Observatorio Español de Drogas y Toxicomanías la edad de consumo de este tipo de bebidas en adolescentes se sitúa entre los 14 y los 18 años. En España, de cada diez bebidas energéticas que se consumen, siete lo hacen adolescentes. Los chicos la consumen más que las chicas.
Las bebidas energéticas contienen cafeína y azúcar en grandes cantidades, vitaminas del grupo B, L-carnitina y taurina (estas últimas implicadas en la recuperación del tono muscular). Una lata de medio litro de esta bebida equivale a dos cafés expresos y 12 cucharadas de azúcar. Tanto la cafeína como el azúcar pueden ser generadoras de dependencia y otros efectos nada deseables, sobre todo antes de la edad adulta.
Bebidas energéticas y drogas
En Estados Unidos el tema es especialmente preocupante. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan, los adolescentes que consumen bebidas energéticas con asiduidad tienen el doble de probabilidad de consumir también alcohol y drogas. El estudio, que evaluó mediante una encuesta el consumo de bebidas energéticas entre casi 22.000 estudiantes de secundaria fue publicado en la revista Journal of Addictive Medicine y concluyó que aproximadamente un tercio de los adolescentes de entre 13 y 18 años consumía este tipo de bebidas diariamente. En este sentido, el Dr. Miguel Ángel Harto, psiquiatra de Ivane Salud en las unidades de Salud Mental y Psiquiatría Hospitalaria del Hospital Vithas Nisa Valencia al Mar y de Desintoxicación y Patología Dual en el Hospital Vithas Nisa Aguas Vivas explica como , en el caso del alcohol, “se ha visto que, al combinarlo con estas bebidas, se enmascara el efecto depresor del alcohol y como consecuencia existe más probabilidad de seguir bebiendo”. Los datos muestran que un 47’5% de los adolescentes mezclan las bebidas energéticas y el alcohol, mientras que dos de cada tres jóvenes que han consumido cocaína han ingerido también estas bebidas.
Efectos dañinos de las bebidas energéticas
Aumento de la frecuencia cardiaca, insomnio, nerviosismo, irritabilidad son algunos de los efectos que produce el consumo de bebidas energéticas. “También aparecen síntomas relacionados con el síndrome de dependencia o de abstinencia a la cafeína, según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) o con la aparición de síndromes psiquiátricos”, afirma el Dr. Harto.
Prohibición de bebidas energéticas
La industria relacionada con estas bebidas reconoce que van destinadas al consumo de personas adultas y no a la población adolescente. Sin embargo, mientras en países como Reino Unido han empezado a prohibir su a menores de 16 años, en España, no existe prohibición hacia el consumo de las bebidas energéticas.
“En general”, aclara el Dr. Julián Ruiz Baixauli, especialista en medicina interna del Hospital Vithas Nisa 9 de Octubre, “los motivos para evitar el consumo de estas bebidas son los elevados porcentajes de cafeína y azúcar, por la sobreexcitación que puede resultar en un adolescente y porque puede contribuir a desarrollar obesidad y, consecuentemente, aumento de la resistencia a insulina”.