Una policía confesó que su hija de tres años murió asfixiada encerrada en el coche patrulla mientras ella mantenía relaciones sexuales con su supervisor.
Los hechos se remontan a 2016 pero fue el lunes cuando la acusada confesó los mismos ante el tribunal que juzga el caso y que la ha condenado a 20 años de prisión.
Cassie Barker de 29 años dejó a su hija sentada durante cuatro horas y a temperaturas superiores a 30 grados en la silla que tenía instalada en su coche patrulla mientras ella mantenía relaciones sexuales con su supervisor en el interior de su domicilio en Mississippi, informa el ‘NY Post’.
Tras haber tenido sexo con el hombre, la condenada se quedó dormida. Cuando fue a recoger a la pequeña se percató de que esta no reaccionaba.