El consumo de alcohol es muy habitual en nuestra sociedad y en muchas ocasiones actúa como mediador de toda clase de relaciones, desde lúdicas y familiares hasta profesionales. Sin embargo, la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas puede producir efectos tóxicos en el organismo y generar dependencia. Esta sustancia afecta a la arquitectura neuronal y a la función cerebral que intervienen en el sistema de gratificación, el procesamiento motor, el aprendizaje y la memoria. Asimismo, el alcohol induce cambios en el equilibrio entre la excitación e inhibición del sistema nervioso central, que dan lugar al estado de tolerancia y al síndrome de abstinencia.
Según el Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud 2014, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo se producen 3,3 millones de muertes al año derivadas del consumo excesivo de alcohol, representando un 5,9% de todas las defunciones. Además, su uso nocivo puede ocasionar más de 200 enfermedades y trastornos, siendo las más relevantes las alteraciones histopatológicas del hígado y del riñón, que a su vez afectan a la presión arterial.
En 1964, un Comité de Expertos de la OMS publicó el Glosario de términos de alcohol y drogas. En él se introdujo el término “dependencia” para referirse a una serie de síntomas tanto físicos como psicológicos que aparecen en ausencia del consumo de una droga o sustancia psicoactiva. Concretamente, esta entidad define la dependencia al alcohol como la necesidad de consumir dosis repetidas de esta droga para encontrarse bien o para no sentirse mal. De acuerdo con el Plan de Acción europeo para reducir el consumo nocivo del alcohol 2012-2020, se estima que en la Región Europea de la OMS el 6,4% de los hombres y el 1,2% de las mujeres son dependientes del alcohol.
En el cuerpo de los adictos al alcohol se produce una tolerancia, es decir, una disminución de la respuesta a la dosis de alcohol en comparación con la que se solía obtener. El adicto empieza a necesitar dosis más altas de alcohol para conseguir los mismos efectos que conseguía antes con dosis más bajas. La tolerancia puede ser física, psicológica o conductual y dependerá de los factores fisiológicos y psicosociales. Cuando se interrumpe el consumo de alcohol, el alcohólico sufre el conocido síndrome de abstinencia. Son un conjunto de síntomas que aparecen cuando se suspende o se reduce el consumo de alcohol al que habitualmente se está acostumbrado. Los síntomas característicos son temblor, sudoración, ansiedad, agitación, depresión, náuseas y malestar general. Aparecen entre 6 y 48 horas tras suspender el consumo de alcohol y desaparecen entre los 2 y 5 días si no existen complicaciones.
Dadas las consecuencias biológicas, psicológicas y sociales que tiene el consumo excesivo de alcohol en el individuo, es necesario fomentar programas de prevención y rehabilitación. La OMS señala, en su Glosario de términos de alcohol y drogas, que la rehabilitación de alcohol es el proceso mediante el cual la persona con un trastorno debido a este consumo consigue un estado de salud, una función psicológica y un bienestar social óptimos. Por tanto, la rehabilitación de alcoholismo supone un programa asistencial para que la persona consiga dejar de beber. En los centros de desintoxicación para alcohólicos el paciente recibe un tratamiento médico con el fin de conseguir una completa recuperación física y social.
La rehabilitación de alcohólicos en un centro de desintoxicación puede ser rápida y sin dolor. Normalmente, se trata de clínicas con experiencia también en la desintoxicación de otras drogas como la cocaína, los tranquilizantes (benzodiacepinas) y la heroína. El tratamiento hospitalario consiste en la combinación de la farmacología y la psicoterapia más vanguardistas para superar la adicción. El objetivo final de estos centros es conseguir la neuroadaptación, es decir, la recuperación de las neuronas dañadas por el consumo de alcohol, y que finalmente se traduce en la mejora de la conducta y del estado de ánimo del paciente.
Un problema común en nuestra sociedad es que se llega a la adicción al alcohol sin ser consciente de ella. Los hábitos del día a día pueden enmascarar el inicio de una adicción, lo que dificulta actuar a tiempo. Detectar el alcoholismo y darle su tratamiento adecuado es clave para minimizar los daños funcionales. Por ello, si necesita ayuda para alcohólicos, no dude en ponerse en contacto con una clínica de desintoxicación. Poseen amplia experiencia en este campo y utilizan las técnicas más novedosas para poder superar esta dependencia.