El lenguaje del IPCC subestima el cambio climático, según un estudio

El lenguaje que utiliza el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) es «notablemente conservador» respecto a la amenaza climática y retrasa la acción política contra el calentamiento global para cambiar el actual modelo energético basado en los combustibles fósiles.

Ésta es la principal conclusión de un estudio dirigido por el español Salvador Herrando, de la Universidad de Adelaida (Australia), y publicado en la revista ‘BioScience’. Los autores recomiendan la creación de un grupo de trabajo especializado en comunicación que pueda supervisar el lenguaje del IPCC para la difusión efectiva y precisa del mensaje a la sociedad.

En la elaboración de sus informes periódicos, el IPCC asigna cinco categorías de confianza y 10 categorías de probabilidad a los hallazgos climáticos publicados en artículos científicos. En el volumen sobre las leyes físicas que gobiernan el clima, dentro del quinto informe del IPCC, publicado en 2014, que es el que se ha analizado en el estudio de Herrando, predominan las categorías de certeza intermedia, mientras que las de mayor certeza no superan un 8% de los resultados científicos evaluados.

«El principal mensaje del IPCC es que nuestra sociedad se encuentra ante una emergencia climática grave», concluye Herrando, para quien, sin embargo, «esa idea queda enmascarada por la evaluación de una ingente cantidad de resultados científicos sujetos a distintos grados de incertidumbre”.

RIESGOS «MUCHO MAYORES»

Por su parte, David Vieites, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y coautor del artículo, indica que, «por definición, la ciencia tiene que tener presente el principio de incertidumbre de los sistemas que estudia y el IPCC tiene en cuenta los múltiples y complejos factores relacionados con el cambio climático».

Vieites apunta que este organismo internacional acumula en sus conclusiones «la incertidumbre de cada factor, dando una impresión equivocada sobre nuestro conocimiento del clima”. “La realidad es que la certeza es mucho más alta de lo que asume el IPCC, y los riesgos son mucho mayores”, continúa.

Herrando añade que «la incertidumbre para la ciencia es como la partitura para la música, pero es una espada de doble filo: lo que el IPCC y la mayoría de la comunidad científica consideran como un paradigma de rigor y transparencia es utilizado por los ‘mercaderes de la duda’ que lo presentan como una debilidad”.

“Las evidencias científicas son abrumadoras y en este escenario creo que el IPCC, que respalda el apabullante consenso científico sobre el impacto humano en el cambio climático, debería expresarse utilizando un vocabulario más certero sobre la situación en la que nos encontramos”, reflexiona Vieites.

Los investigadores alertan de la importancia de que los informes del IPCC establezcan una conexión clara entre los tres hechos corroborados por la comunidad científica: la actividad del ser humano está cambiando el clima, esto trae efectos perjudiciales directos y hay multitud de hallazgos científicos que lo fundamentan.

«La historia evolutiva demuestra que la vida en la Tierra finalmente sobrevivirá a condiciones extremas: más aridez, más huracanes, más inundaciones, aumento del nivel del mar, más extinciones y ecosistemas degradados, pero nuestra sociedad tal como la conocemos hoy en día no lo hará, a menos que actuemos claramente ante la magnitud de la amenaza», concluye Vieites.