El presidente nacional del Partido Popular, Pablo Casado, convirtió este domingo las elecciones generales del 28 de abril en un “plebiscito” y un “referéndum” sobre la independencia en el conjunto de España, para que todos los españoles digan en las urnas si quieren “que Torra siga mandando en La Moncloa a través de un gobierno Frankenstein” como el de Pedro Sánchez.
Casado lanzó este mensaje durante un mitin en Málaga en el que presentó al periodista Pablo Montesinos como cabeza de lista por esta provincia para el Congreso de los Diputados en las elecciones generales del 28-A y en el que, además, estuvo arropado por el presidente de la Junta de Andalucía y presidente regional del PP, Juan Manuel Moreno.
El líder de los populares pidió hacer de los comicios del mes que viene “un plebiscito” y “un referéndum” contra el independentismo. “¿No querían referéndum?”, se preguntó antes de llamar a elegir entre, por un lado, “Torra, Sánchez y Puigdemont” y, por otro, “el PP rescatando al país de la indignidad de los quieren romper España”.
Casado planteó como dilema para ese “referéndum” de las elecciones generales si “queremos que Torra siga mandando en La Moncloa a través de un gobierno Frankenstein como el de Pedro Sánchez o queremos que haya un gobierno del PP que nunca va a pactar con los independentistas”.
Al día siguiente de la movilización celebrada por los independentistas en el centro de Madrid, apuntó que “una cosa es entender que vienen a manifestarse y otra que el presidente del Gobierno les ponga alfombra roja y pacte con ellos en Pedralbes”, como sigue diciendo que Pedro Sánchez hizo el pasado 20 de diciembre cuando fue a Barcelona a celebrar un Consejo de Ministros.
De esta afirmación, Casado saltó a otra conclusión más dura como que el jefe del Ejecutivo y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, es “el mayor aliado de Torra, de Puigdemont y de los que ayer vinieron a Madrid”.
MANIFESTACIÓN EN MADRID
El presidente nacional del PP admitió que le “duele ver” a los independentistas manifestándose en las calles de Madrid para pedir “la ruptura del país, la ruptura del consenso y la ruptura de la Transición” e interpretó que es una presión más a Pedro Sánchez para que sepa que, si quiere volver a pactar tras las generales, debe pagar la contraprestación “al contado”.
Casado tildó de “sonoro pinchazo” la concentración separatista en Madrid, que según la Delegación del Gobierno reunió a unas 18.000 personas en el Museo del Prado, y recordó que vinieron a la capital de España “cientos de autobuses” pagados por entidades independentistas “bien subvencionadas” como Omnium Cultura y Asamblea Nacional Catalana.
Además del “fracaso de asistencia”, a su juicio lo que se vio en Madrid es que hay una mayoría social que respeta a los independentistas porque “allí no había kale borrroka ni nadie les insultaba por llevar esteladas ni por llevar carteles insultando a la Justicia”. “Allí había tolerancia y una sociedad madura que consagra el derecho a discrepar”, apostilló.
Para detener las pretensiones independentistas, advirtió de que no vale “sólo el voto del cabreo” en las próximas elecciones generales, sino que “lo que hay que hacer es poner soluciones” con medidas como las que, destacó, propone el Partido Popular. “Si usted no quiere lo que vio ayer, tiene que votar al único partido que puede evitarlo”, sentenció.
El líder de los populares sacó, en este punto, sus propuestas para reformar la Ley de Partidos e ilegalizar a cualquier formación política que tenga a sus líderes encausados o condenados por un delito de rebelión, para modificar las normas vigentes para prohibir las subvenciones públicas a organizaciones que promueven la desobediencia y jalean la violencia, y para impedir que haya adoctrinamiento independentista en las escuelas.
Casado criticó que Sánchez “está tolerando” estos desafíos “porque lo necesita para seguir en La Moncloa” cuatro años más y, frente a las peticiones de los independentistas para que el resto de España escuche sus reivindicaciones, contestó que son ellos los que deberían “escuchar a España” y al resto de los catalanes que no quieren la secesión.
Les recordó que la Constitución “permite la independencia si se va por los cauces de la soberanía nacional” y propuso a Quim Torra que traiga su demanda de referéndum a las Cortes Generales como el exlehendakari Juan José Ibarretxe hizo hace más de diez años con su plan soberanista para el País Vasco.
Frente a los lazos amarillos de los independentistas que en la tarde del sábado llenaron el Paseo del Prado en Madrid, Casado reivindicó que el PP es “el partido de las manos blancas de Martín Carpena, de Jiménez Becerril y de Marimar Blanco”, en alusión directa a los concejales de Málaga y Sevilla asesinados por la banda terrorista ETA en los años 2000 y 1998, respectivamente, y a la hermana del edil de Ermua al que también secuestraron y mataron en 1997. “Quedémonos con el espíritu de Ermua y no la humillación de Pedralbes”, remachó.
(SERVIMEDIA)