Un ladrón chino se compadeció de su víctima cuando, tras amenazarla con un cuchillo para robarle en un cajero electrónico, vio el dinero que tenía en cuenta. Al comprobar que la cantidad no le merecía la pena reculó y sonriendo se marchó.
Eso sí, antes de irse, le devolvió los 328 euros que su víctima le había entregado y que había dejado su cuenta a a cero. Todo, a cambio de que no le denunciara.
Sin embargo, poco después fue detenido ya que las imágenes grabadas por las cámaras del circuito interno de la sucursal del banco ICBC en el que se produjeron los hechos, en la ciudad de Heyuan, permitieron su identificación.
Según la televisión China ‘CGTN’, el ladrón declaró ante los agentes que necesitaba el dinero para pagar una cirujía y los gastos de su hijo. Al ver que era insuficiente, desistió del robo.