Luis del Rivero, el que fuera presidente de Sacyr cuando supuestamente BBVA ordenó las polémicas escuchas al excomisario Villarejo para frustar el intento de asalto de la constructora al banco, hizo este viernes una sorpresiva intervención en la junta de accionistas que celebraba la entidad para arremeter contra su expresidente Francisco González y desvelar que la mayoría de familias vascas vinculadas al antiguo BBV apoyaron su operación en aquel momento.
«Algunos vais a oír por primera vez que nuestra actuación y acciones iban acompañadas por 81 de las 82 familias fundadoras de BBVA y cuanto fuimos a ver al señor Solbes íbamos con don Santiago Ybarra», aseguró en alusión al intento de Sacyr de acopiar una participación significativa del banco y entrar en su consejo de administracción.
Dicho intento ocurrió hacia el año 2004 y sería una de las operaciones que originó las supuestas escuchas masivas efectuadas por la empresa Cenyt, vinculada al excomisario Villarejo, a miembros del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, empresarios, políticos y periodistas para frustarla.
El mismo Francisco González la calificó como una operación política para derrocarle y denunció que se había orquestado con el apoyo del ministro de Zapatero y exdirectivo de BBVA, Miguel Sebastián. La incursión de Sacyr resultaría frenada en seco por el Banco de España, a cuyo mando se encontraba Jaime Caruana, hoy miembro del consejo de administración de BBVA, según subrayó hoy Luis del Rivero.
El BBVA se había forjado pocos años antes con la fusión de Argentaria, presidida por Francisco González, y el antiguo BBV, cuyo núcleo duro y gerencia la copaban miembros precisamente de las familias vascas mencionadas hoy por Del Rivero, el también conocido como ‘núcleo Neguri’. Su presidente era en aquel momento Emilio Ybarra, hermano precisamente de Santiago Ybarra, quien según Del Rivero le acompañó para presentar la operación al entonces ministro de Economía, Pedro Solbes. «Jamás habrán oído hablar de esa colaboración, jamás habrán oído hablar de que estaban con nosotros porque se creó un invento de que era una operación política», remarcó.
Durante su intervención, Del Rivero afirmó que los resultados del año 2000 «sirvieron de disculpa para acabar con todos los consejeros que provenían de esa época» al regularizar unas cuentas secretas del BBV cuya investigación acabó en los tribunales con el resultado de que algunos de los exconsejeros procedentes de BBV fueron imputados, aunque resultarían posteriormente «absueltos.
«Todos estos señores, todas esas operaciones tan horribles y terribles» al final resultaron que «fueron absueltos», glosó Del Rivero, para añadir a renglón seguido que el mismo Jaime Caruana, «propuesto por uno de los dos grandes amigos del antiguo presidente», «les fue aconsejando que fueran dimitiendo uno a uno».
El antiguo presidente de Sacyr desmintió de plano que detrás de su incursión estuviese el Gobierno del PSOE, aludiendo al carácter «inflexible» de un Zapatero capaz de decidir retirar las tropas de Afganistán sin «consultar con sus socios», retirar el proyedto del trasvase del Ebro al litoral levantino en el primer día de su mandato o aprobar leyes tan conflictivas como la de la memoria histórica o el Estatuto catalán.
«Alfonso Guerra -el exvicepresidente del Gobierno- lo definió como bambi, pero no un bambi de peluche, un bambi de acero», afirmó. «Le aseguro que si hubiera estado a favor, la acción se hubiera realizado», alegó, recordando el respaldo con que contaba de las históricas familias vascas y que habría sido, incluso, consultada con Solbes.
Una vez ofrecida su versión de la operación, Del Rivero cargó contra González alegando que como «ingeniero» de carrera lo importante son los resultados. Bajo esa tesis refirió que González dejó el banco con un valor un 32% inferior al que tenía cuando entró, que la entrada en México, «uno de los mayores éxitos del banco», «fue en contra suya» y su apuesta por Turquía acumula 3.000 millones en minusvalías.
Le afeó no vender en Venezuela cuando tuvo una oferta por valor de 1.000 millones porque la entidad hoy vale menos de 100 millones y construir los resultados de este año con plusvalías de desinversiones en Chile.
Según Del Rivero, «entre pitos y flautas» González se ha embolsado 250 millones de euros a lo largo de su trayectoria en BBVA, frente a los 75 millones percibidos por Botín, pese a que cuando empezaron tenían bancos «más o menos igual» y hoy el Santander es superior.
Entre los reproches a González le imputó que tomó las riendas de la entidad con participaciones industriales también relevantes en Telefónica, Repsol o Iberdrola y «todo eso ha desaparecido, excepto la participación en Telefónica», y le culpó de producir una «destrucción de valor cerebral» también «entre magníficos directivos» del banco que han ido saliendo durante sus años de gestión.
Finalmente, Del Rivero aconsejó a Carlos Torres atajar el problema reputacional creando un comité especial que dirija las investigaciones encargadas al despacho Uría Menéndez y al bufete Garrigues, a cuyo frente aconsejó colocar a banqueros, presidentes y consejeros delegados, de entidades financieras «de primer orden».
Entre ellos le animó a reclutar al exconsejero delegado de BBVA Pedro Luis Uriarte, al exconsejero delegado de Sabadell y Caixabank Juan María Nin -antes también directivo en el banco vasco-, al excopresidente de BBVA Emilio Ybarra, al exvicepresidente de BBVA José María Caínzos y al también exdirectivo de BBVA José Domingo Ampuero. «Si hacen ésto, esta recomendación salvará la reputación de manera limpia y honorable. Y si no lo hacen ustedes sabrán por qué no lo hacen», zanjó.