Un invierno “muy escaso” en nevadas ha dado lugar a que la reserva de nieve al final de esta estación se haya situado en la mitad de la media de los últimos cinco años y un 60% menos que el año pasado, según datos dados a conocer este martes por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
La Aemet señaló que ya ha terminado el invierno climatológico, que abarca los meses de diciembre, enero y febrero, y que las reservas de nieve “no han alcanzado las cifras habituales” en esta estación, puesto que se han quedado “muy por debajo de lo esperable”.
En concreto, la reserva nacional de nieve se acercó a 1.500 hectómetros cúbicos el pasado 1 de marzo, lo que supone la mitad de la media nacional de los últimos cinco años (3.000 hm3) y menos del 60% de la reserva nacional registrada el año pasado al finalizar febrero. La cuenca hidrográfica del Ebro confirma la tendencia nacional al exhibir un comportamiento similar.
Por otro lado, la Aemet destacó que “la nieve apareció un poco más pronto de lo normal” en el invierno climatológico entre diciembre de 2018 y febrero de 2019, puesto que se adelantó una semana respecto a la media nacional de los últimos cinco años, que indica que las primeras nevadas suelen darse la primera semana de noviembre.
Pese a su prontitud, lo cierto es que no se registraron grandes nevadas hasta la segunda quincena de enero. «El mes de febrero, calificado como el más seco del siglo XXI, no ha ayudado a remontar las reservas”, apostilló.
El episodio cálido ocurrido del 21 al 28 de febrero, en el que se batieron 18 marcas locales vinculadas a temperaturas máximas, ha sido el responsable de que el ya bajo volumen de agua en forma de nieve disponible se redujese significativamente en sólo una semana.
Así, entre el 26 de febrero y el 5 de marzo se redujo un 52,95% en la cuenca del Miño-Sil y un 52,11% en la del Tajo. De promedio, la reducción nacional puede cifrarse en una pérdida del 19,72% del volumen de agua disponible en forma de nieve.