La recuperación económica y los nuevos hábitos de consumo y pago provocaron que durante el pasado ejercicio aumentasen un 13,83% las compras directas con tarjetas bancarias, mientras que la visita al cajero automático apenas repuntó un 0,12%.
Son datos del Banco de España, reveladores de que el ‘dinero de plástico’ continúa abriéndose camino en detrimento del efectivo tras haber superado por vez primera en el año 2014 a la arraigada constumbre de extraer ‘cash’ del terminal para posteriormente sufragar las compras.
En 2018 se realizaron 3.903 millones de operaciones con tarjetas en los comercios, una cifra histórica y que supera en un 13,83% al año anterior. En total sirvieron para sufragar compras por valor de 147.431,09 millones de euros, un 9,01% más.
Al mismo tiempo, los ciudadanos acudieron 934 millones de veces al cajero automático (+0,12%) y sacaron 124.864 millones de euros, cuantía que sube a su vez un 1,95% interanual. Hay que remontarse al año 2013, en plena crisis, para encontrar una evolución más modesta en cuanto al uso de los cajeros automáticos.
Esto implica que el pago directo con tarjeta crece a un ritmo cuatro veces superior al uso del terminal para extraer efectivo, una evolución que ha ido además ganando fuerza desde que la banca decidió cobrar comisiones a no clientes por usar sus dispositivos a partir del año 2014.
Mientras esos cobros desalientan la visita al cajero y animan a sacar cuantías superiores cada vez que se recurre a la máquina, otros factores animan en paralelo a tirar directamente del ‘plástico’, tales como el desarrollo del pago móvil, la proliferación de las tarjetas ‘contacless’ que permiten abonar la operación con solo acercarla al lector y sin necesidad de marcar un PIN o clave y, sobre todo, la eclosión de las compras en internet.
A pesar del éxito de la tarjeta como medio de pago, el parque de cajeros automáticos instalados creció un 1,09% el pasado año y alcanzó las 51.391 máquinas ante la estrategia bancaria de llenar las sucursales de puestos automáticos y de engordar la red para proporcionar más terminales gratuitos a sus clientes.
El censo de TPV o dispositivos lectores instalados en comercios aumentó en el mismo periodo el doble: un 2,71%, y ya rozan los 1,81 millones de terminales.
La apuesta por el negocio de las tarjetas es generalizada entre las entidades financieras dentro de su búsqueda de nuevos cauces de ingresos. Tiene la virtualidad de que además de fidelizar permite cargar comisiones al comercio por cada operación efectuada en su establecimiento e, incluso, obtener un interés si el cliente tira del ‘plástico’ para comprar a plazos o financiar sus transacciones.
Dicha apuesta se ha traducido en un aumento del número de tarjetas emitidas. Su parque alcanzó el pasado año un récord en 83,7 millones de unidades, lo que implica un incremento del 5,6% interanual o la emisión de 4,42 millones de nuevos ‘plásticos’. Por tipología, los de débito crecieron un 4,86%, hasta llos 47,08 millones; y los de débito alcanzaron los 36,64 millones, un 6,57% más.