Cinco pacientes resultaron heridos de gravedad, con quemaduras en el aparato urinario, al ser tratados con un bisturí eléctrico en el Hospital Rey Juan Carlos, de Móstoles (Madrid). Según publica ‘El País’, los hechos se remontan a 2013 y dos de los afectados sufren las secuelas físicas, en su día a día.
El centro hospitalario que pertenece al sistema de salud pública, está gestionado por el grupo privado Quirón Salud y tanto el Hospital como el fabricante del bisturí, Olympus, se culpan mutuamente de lo sucedido ante la justicia, pero no han querido ofrecer declaraciones sobre lo sucedido.
Al menos dos de los afectados sufren graves secuelas físicas en su vida diaria y uno de ellos fue indemnizado con 121.000 euros, mientras que el otro, aún se encuentra en medio de la batalla judicial.
Fue el 17 de marzo de 2013, tras la operación de F.B.G, al que se le debía extirpar un pequeño tumor de la vejiga, cuando por primera vez y según recoge la sentencia, los facultativos comprobaron que el paciente sufría «una grave lesión térmica en todo el trayecto uretral y la vejiga». Tres días más tarde, en una alerta enviada a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), el gerente del centro informó que se habían confirmado otros «cuatro casos más», tras la investigación abierta a nivel interno.
Desde el primer momento, y según la documentación del caso, el hospital rechazó cualquier tipo de responsabilidad «no es debido a un uso inadecuado por parte del cirujano, sino por un fallo en el elemento de trabajo», que habían comprado hacía menos de un año.
Por parte, desde Olympus, y según las fuentes citadas, defiende que «el Surgmaster UES-40 es un instrumento muy seguro, utilizado con éxito en muchos hospitales españoles y que nunca ha dado un problema parecido. Es imposible que su uso, dentro de los procedimientos y cuidados establecidos, cause quemaduras de esta gravedad».