El coordinador del dispositivo policial para el 1-O, el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, aseguró este martes en su declaración como testigo ante el tribunal que juzga el `procés´, que en las “murallas humanas” que intentaban obstaculizar el cierre de los colegios electorales había una “jerarquía”, de manera que “unos repartían instrucciones y otros las ejecutaban”.
El coronel aseguró que al llegar a los centros de votación tuvieron que hacer frente a un “gran nivel de virulencia”. Negó que se actuara sobre “ancianos, niños o discapacitados” y aseguró que en ningún momento se dio la orden de cesar en la misión de cerrar los locales de votación y de cumplir con el mandato judicial.
Pérez de los Cobos reveló que contempló “dos grandes hipótesis. El escenario A, con los Mossos de Escuadra impidiendo el referéndum, donde nosotros tendríamos el papel de apoyo y un escenario B, de incumplimiento de los Mossos donde actuaríamos por propia iniciativa.»
Según iban avanzando las horas «vimos que, lamentablemente, todo indicaba que nos acercábamos al escenario B, porque se daban las tres condiciones de insuficiencia, inadecuación e ineficacia” que motivó la actuación por “propia iniciativa”.
Para la jornda del 1 de octubre, Pérez de los Cobos había establecido cuatro reuniones de coordinación que acabó suspendiendo porque “no tenía sentido mantener la coordinación” después de constatar que “la unidad de propósito había desaparecido». Indicó que habló con el mayor de los Mossos Josep Lluis Trapero a mediodía. En esa conversación tuvieron de nuevo “una diferencia de criterio palpable sobre lo que estaba haciendo cada cual». En ese momento, el coordinador del dispositivo recordó que Trapero le dijo en la Junta de Seguridad del 28 de septiembre que «cada uno es responsable de sus actos».
El coronel Pérez de los Cobos explicó como recibió en la mañana del día 1 una petición del comisario Ferrán López para el envío de efectivos de apoyo a los Mossos para cerrar 233 centros de votación. Decidió desoir la petición porque «nos pareció demasiado tardía y excesivamente voluminosa, después de no ver intervención en ningún local y de que los Mossos apostaban una pareja en cada colegio” dando más la sensación de una “imagen institucional de elecciones al uso”, que de una voluntad de “impedir el referéndum”. Por eso, “decidimos que nos podía entorpecer más que ayudar en la misión encomendada».
El responsable del dispositivo indicó a preguntas de la fiscal Consuelo Madrigal que “tuvimos que hacer frente a un gran nivel de virulencia al llegar a los centros”, dado que “había grupos de masa que a través del uso de la fuerza física trataban de impedir el acceso de las fuerzas del Estado”. Frente a esta situación, defendió, “nuestra actuación fue profesional y proporcional», puesto que “sólo se actuó contra las personas que trataban de impedir el acceso de los agentes a los colegios y en ningún caso contra pacíficos votantes, ancianos, niños o personas con discapacidad”.
En otro momento de su declaración como testigo, Pérez de los Cobos aseguró, como ya han hecho otros responsables de Interior, que había «murallas humanas» en los colegios y que entre las personas que se encontraban en los puntos de votación existía una «jerarquía» porque “había quien repartía instrucciones y quien las ejecutaba». Además, había «gente encapuchada» y que incluso avisaban de la presencia de los cuerpos policiales.
Cuando policías y guardias civiles llegaron a los colegios se encontraron con una reacción “virulenta”, en la mayoría de los locales “había unos grupos de masas perfectamente conformadas que mediante la fuerza física trataban de impedir el acceso de las unidades de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que tenían obligación de entrar por mandato judicial para impedir el referéndum”.
El coronel desmintió en su declaración que se ordenara en algún momento que se dejara de intentar impedir el referéndum. “En ningún momento hubo ninguna orden por parte de nadie para que dejásemos de actuar”, remachó.