El calentamiento de la superficie de la Antártida tiene efectos cruciales en la estabilidad y la extensión de las plataformas heladas de esta región, una de las más vulnerables a los efectos del cambio climático, hasta el punto de que la Península Antártica perderá sus plataformas de hielo si la temperatura de las aguas que la rodean asciende 0,3 grados.
Así se recoge en un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que profundiza en el pasado, el presente y el futuro de la variabilidad térmica del océano en la Península Antártica.
Las plataformas de hielo actúan como barreras naturales que protegen a los glaciares del deshielo producido por las aguas oceánicas, un proceso que tiene implicaciones sobre el nivel del mar. Los científicos han centrado su estudio en los últimos 9.000 años, en el presente (entre 1960 y 2000) y en el futuro con previsiones hasta el año 2100. Para esto último, han empleado 26 simulaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Para investigar el pasado, los científicos compararon los registros de sedimento marino y sus biomarcadores orgánicos con los datos meteorológicos y los procedentes de los testigos de hielo. En concreto, observaron que cada periodo de desestabilización, derrumbe o retroceso en las plataformas de hielo estuvieron vinculados a etapas de calentamiento (de entre 0,3 y 1,5ºC) de la superficie del océano, independientemente de que la atmósfera registrase cambios de temperatura.
Con estos datos, los investigadores sugieren que la recesión de las capas de hielo antártico será imposible de frenar si continúa el calentamiento del océano, factor principal en la destrucción y retroceso de las plataformas de hielo, tal y como establecen las proyecciones de esta investigación.
“Basándonos en esta evidencia, hemos simulado la temperatura que tendrá el océano a lo largo del próximo siglo y hemos descubierto que, si continuamos con la tendencia marcada por las previsiones del IPCC, la temperatura seguirá incrementándose y, en última instancia, provocará la desintegración de las plataformas heladas de la Antártida. Para ello basta que la temperatura de la superficie aumente 0,3ºC”, asegura Johan Etourneau, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada).
Esta desaparición del hielo derivará en que los glaciares se precipitarán al océano, lo que provocará un aumento del nivel del mar. “Además de afectar gravemente a los ecosistemas locales y desequilibrar la cadena alimenticia, los riesgos asociados a la subida del nivel del mar son bien conocidos: regiones costeras enteras, como Nueva York, Shanghai, los Países Bajos o la costa mediterránea podrían llegar a sumergirse a un ritmo sin precedentes en la historia de la Tierra”, sentencia Etourneau.