El abogado de David Serrano, el dueño de la finca de Totalán (Málaga) en la que se encontraba el pozo donde perdió la vida el pequeño Julen, presentó un informe con el que trata de demostrar que el niño podría haber muerto, no por la caída, sino por las labores de rescate. Por ello solicitaba la apertura de nuevas diligencias.
El documento presentado apuntaba a que Julen podría haber fallecido por culpa de los impactos que se produjeron sobre su cabeza por las herramientas que emplearon los efectivos de rescate para eliminar el tapón de arena formado a los 73 metros de profundidad que hizo imposible acceder a su cuerpo durante los primeros días.
El capitán de la Guardia Civil Salvador Jiménez, uno de los coordinadores del equipo de rescate, ha asegurado este jueves que desconoce los detalles del informe, pero ha remarcado que era «un trabajo que no tenía horas, no había descanso, e incluso hubo un caso de un ingeniero que su padre sufrió un infarto y volvió al tajo porque su padre le dijo que era más importante rescatar al niño que estar con él», confiesa.
Ángel García Vidal, el ingeniero jefe en el rescate, ha asegurado que «disposición de la justicia en cualquier momento».