El abogado de David Serrano, el dueño de la finca de Totalán (Málaga) en la que se encontraba el pozo donde perdió la vida el pequeño Julen, ha presentado un informe con el que trata de demostrar que el niño podría haber muerto, no por la caída, sino por las labores de rescate. Por ello solicita la apertura de nuevas diligencias.
El documento presentado, que ha sido realizado el arquitecto Jesús María Flores Vila y al que ha tenido acceso ‘El Mundo’, apunta a que Julen podría haber perecido por culpa de los impactos que se produjeron sobre su cabeza por las herramientas que emplearon los efectivos de rescate para eliminar el tapón de arena formado a los 73 metros de profundidad que hizo imposible acceder a su cuerpo durante los primeros días.
El escrito, elaborado a partir del análisis de las grabaciones de vídeo y las informaciones del sumario, recoge que el tapón de arena que cubría al niño estaba formado por material disgregado y no compactado que evidencia que «no sólo proviene de las propias paredes del sondeo sino que su presencia en ese lugar es reciente», lo que refuerza la hipótesis de que el tapón es «consecuencia de los desprendimientos que provocaron los trabajos iniciales de rescate».
Además alude a la grabación que se realizó del sondeo, cuando los bomberos utilizaron la sonda o piqueta de acero, para señalar que durante todo ese proceso, se observa una caída constante de pequeñas partículas de material desprendidas de las paredes.
El informe sostiene además que en las imágenes del tapón se pueden apreciar lo que serían las manos y la cabeza del niño y que Julen podría haber sufrido un traumatismo craneoencefálico, víctima de los impactos de esa piqueta de acero.
Llegados a este punto el letrado, Antonio Flores, subraya que «los padres le escucharon llorar durante 30 segundos y es imposible que el niño se golpease con la cabeza puesto que cayó de pie. Podría ser que los impactos de esa piqueta le provocasen el traumatismo que provocó su muerte».